Revista En Femenino

Inmóviles

Por Ahoralamadresoyyo
Ahí estábamos los tres, inmóviles. Mirando fijamente su carita sonriente. No podíamos despertar de aquel trance inesperado que nos arroyó en el momento en que comprendimos que íbamos a dejarlo allí, solo.Era una inmovilidad incómoda, sabíamos que el mundo seguía en marcha y que éramos nosotros los que estábamos petrificados delante de esa puerta, mirándolo fijamente, eternizando la despedida. Sin embargo, él sonreía y dedicaba una mirada de fracciones de segundos a cada de uno de nosotros, casi pretendiendo tranquilizarnos. No estábamos tristes, casi ni preocupados, era una extraña mezcla de desazón, de incomprensión... Cómo íbamos a dejarlo allí después de haberlo tenido con nosotros tanto tiempo, sin habernos separado de su pequeño cuerpo en los últimos 5 meses.A pesar de todo, lo hicimos. Y cada uno gestionó sus emociones como pudo. Papá andaba deprisa, casi corría, como el ladrón que huye de la escena de un crimen. Mi grande, preguntaba en voz alta todas las dudas que le asaltaban y de mis ojos brotaban unas inexplicables lágrimas que nunca creí que caerían por mis mejillas, pensaba que ya era una madre curtida.Al final, todo se resumía en una frase que pronunció mi hijo mayor: Mamá, ¿vamos a dejar al hermano solo en el cole, con lo chico que es?

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