Una jugada insólita se vivió en el encuentro entre España e Irlanda. El árbitro del encuentro, el portugués Pedro Proença, empujó a un jugador irlandés cuando su equipo salía jugando y generó una contra muy peligrosa para el último campeón del mundo.
Cuando la pelota se fue al córner, el colegiado pidió disculpas ante las aireadas protestas de los irlandeses que le reprochaban su torpeza.
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