“No artist tolerates reality.”
Friedrich Nietzsche
Mi instinto me pide a gritos que huya. Que arranque cabezas, que grite, que explote, que arremeta contra todo y me libre de las cadenas que me ahogan.
Mi instinto es el del animal herido. Ya lo he confesado alguna vez, un animal herido siempre tendrá el instinto de defenderse.
Mi instinto salta cada vez que me veo obligada a dejar de ser yo para complacer a otros. Salta cuando me veo obligada a ser frío porque nadie soporta el fuego ajeno. Salta cuando me veo obligada a callar porque la realidad no es plato de buen gusto para quien solo ve su verdad. Mi instinto arrasa con todo cuando solo sirvo si sigo siendo la piedra que puede con todo.
La realidad es mucho peor que la ficción.
No tolero la realidad porque la veo.
La realidad no me gusta, es un mundo demasiado egoísta como para que mi instinto no me haga querer huir. Es demasiado opaco como para que entre el sol. Es demasiado demandante como para que yo pueda curar mis heridas. Es demasiado impersonal como para que seamos personas. La realidad es que solo se salva quien más destruye.
Tú, realidad, la de los conformistas, apestas.
Mi realidad es la de los que hemos muerto en el intento demasiadas veces, los que siempre estamos. La de los que pensamos en los demás antes que en nosotros mismos, los que sabemos lidiar con el dolor ajeno. La realidad de los que sabemos movernos en lo abstracto, en los sentimientos.
Mi realidad es la del animal herido, y mi instinto será defenderme.
La realidad, es que todos moriremos de realidad.
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