Si de estilos, gustos y debates pasan los entrenadores, sin lugar a dudas que Ricardo Caruso Lombardi integraría la mesa. Hombre que comenzó de abajo, tuvo sus grandes momentos en Primera División como bombero y cuando el camino venía recto y con ilusiones, bajó de un hondazo a la B Nacional.
Como entrenador de Quilmes le pelea la punta palmo a palmo a River –este fin de semana serán rivales- y el último viernes venció a Independiente de Rivadavia por siete a uno en un partido extraordinario.
Como futbolista
Comenzó en Argentinos Juniors donde hizo las inferiores en una categoría inferior a los “Cebollitas” y llegó a debutar en 1981. Su carrera estuvo lejos de ser brillante, aunque sí obtuvo un ascenso con Almagro y según él era un correcto volante derecho con voz de mando dentro del campo de juego. Sportivo Italiano, Atlanta, Chacarita y finalmente Defensores de Belgrano fueron parte de su itinerario futbolístico por el ascenso principalmente.
Como entrenador
En 1994 apenas dos años después de su retiro en el Bajo Nuñez de la actividad profesional comenzó como entrenador. El mismo Dragón le dio cabida a un hombre del ascenso, con escasas condiciones tácticas aunque con capacidades especiales para la dirección de un equipo. Un año después lo buscó Sportivo Italiano con el que logró su primera gran hazaña: el ascenso a la B Nacional.
Carismático, en sus primeros pasos en Tigre
A pesar de ese primer título, Caruso parecía estar condenado a ser un nómade del ascenso. Estudiantes de Buenos Aires, Platense, Temperley, All Boys y El Porvenir con el que casi asciende a Primera fueron algunos de sus pasos. Pero en 2003, Sergio Massa, actual intendente de Tigre por ese momento pope del ANSES lo llevó al Club Atlético Tigre.
Su vida cambiaría para siempre en el Matador de Victoria asimismo como la del propio club. Con un presupuesto muy bajo para la división y a riesgo de descender, armó un plantel prácticamente nuevo conservando a Matías Giménez, Blengio, Altobelli y Galmarini casi como únicos sobrevivientes a una campaña anterior nefasta.
Seis meses después, Tigre era campeón. Y un año más tarde, con una charla motivadora que quedará en el recuerdo, el equipo de Caruso obtenía el bicampeonato invicto ante Platense, en un estadio excedido de público y aguándole el festejo centenario al calamar. Desde los números, la campaña sigue siendo recordada por ser la de mayor efectividad (77%) sobre partidos jugados en la historia del fútbol argentino. A los mencionados jugadores base, se le sumaron Castaño, Nicolás Torres, Seber, Campestrini, Krikorian, Heber Arriola y el Chino Luna, entre otros.
Caruso estuvo seis meses en la B Nacional y Tigre ascendió poco después con Diego Cagna como entrenador. Su ida fue tras el vencimiento de su contrato y la búsqueda de Argentinos por el entrenador que había sido recomendado por un tal Diego Maradona.
En Argentinos realizó una campaña memorable comenzando a forjar el papel de hombre especialista en salvar a equipos de los descensos. Su primera experiencia en Primera fue muy buena y logró salvar al Bicho en el Clausura (26 puntos) y luego realizó un gran Apertura sumando 31. Se comenzó a gestar el hombre de buen ojo, gran armador de planteles y de una labia poco habitual. Potenció a jugadores del club como Leonel Nuñez, le dio un empujón a actuales figuras de selecciones (Álvaro Pereira, Ortigoza), apostó por un tal Battión, por un viejo Mercier y con varios de “sus” jugadores, el Bicho se coronó dos años después.
Por problemas de salud, algunos cruces con los hinchas y una relación en caída con Segura, el presidente, decidió abandonar la dirección técnica de la Paternal y por primera vez en trece años, estuvo un tiempo sin trabajo.
Con serias urgencias, Newell´s buscó a Caruso en medio del Apertura 2007 y haciendo eco de su especialidad en la permanencia, salvó a la Lepra del descenso. No llegó a completar una temporada en el club rosarino pero dejó una huella (27 puntos con el torneo empezado, 29 en su segundo certamen). Incorporó muchos jugadores de su paladar, se hizo fuerte de local y ante los grandes, hizo figura a Salcedo, Ansaldi, Insaurralde, entre otros. El 1º de Agosto, una semana antes de comenzar la nueva temporada renunció por diferencias con los experimentados (Schiavi, Husaín) y diferencias con López.
Su gran obra
En el Cilindro recibió más de una ovación..
En febrero de 2009 tomó las riendas de un Racing desahuciado y condenado a jugar por segunda vez la promoción. En pocos meses, revirtió la situación y finalizó el torneo quinto con treinta puntos. Caruso se ganó la ovación y el crédito abierto con la dirigencia que poco tiempo después en el mercado de pases le quiso dar todos los gustos. Con más de quince refuerzos -la mayoría ignotos- terminaron formando un plantel difícil de engranar futbolísticamente. Salvo De Olivera y Cahais, fueron pocos los que prosperaron y jugadores como Velázquez, Tavio, Lucero, Mondaini, por citar algunos ejemplos pasaron sin pena ni gloria por la Academia. Caruso renunció luego de la fecha ocho tras perder con Boca.
Sus últimas experiencias en la A fueron Tigre y Quilmes. A fines de 2009 se sumó al Matador pero su regreso no fue el más esperado y se fue envuelto en un escándalo con el colombiano Angulo Villegas quien denunció haber recibido un pedido de coima por parte del entrenador para jugar. En total ganó 14 partidos, empató 7 y perdió 17.
En marzo de 2011, dos meses antes de descender, Aníbal Fernández lo creyó ideal para la salvación. Aunque peleó hasta el final con un salvataje casi de película, descendió por primera vez como entrenador. Un año después, pelea con el Cervecero con una chance única por volver a Primera.
Su perfil
En el fútbol no hay recetas mágicas y los resultados pueden ser consecuencias o no del trabajo. Sin embargo, es indiscutible que Caruso Lombardi algo tiene en equipos de capa caída para oficiar de bombero. Él mismo siempre remarca el cambio de mentalidad que genera a los jugadores, además analiza a cada jugador sin preconceptos dándole una nueva oportunidad frente a él. Prioriza asegurarse en defensa para después buscar el gol, idea que muchos le critican considerándolo defensivo.
Con los jugadores es muy cercano y le saca el jugo a las concentraciones para aproximarse a ellos. Le gusta hablar individualmente y comunicar todo de frente, de todos modos no acepta los “che boludo” o tratos sin respeto. No lo obsesionan los videos aunque está en los detalles para molestar al rival. Confía y delega mucho en sus ayudantes de campo pero él mismo mete mano a partir de las prácticas. Es detallista, bravo, calentón aunque reconoce como principal virtud el conocimiento (“veo donde otros no miran”).
Tiene cábalas aunque las cambia por rachas, le gustan Mourinho, Eriksson y Scolari aunque del fútbol argentino rescata “la polenta de Simeone, el orden de Russo y la pelota parada de Gorosito”. Apuesta a la motivación como un factor fundamental aunque dice ser mucho más que inflador psicológico. En Racing regaló camisetas, fines de semana en un SPA, una camioneta paga por Lalín y cuatro plasmas sponsoreados por un tal Néstor Kirchner.
Carismático, verborrágico, polémico, es un hombre de frases célebres. Dice que para quien dirigió el ascenso, la primera es una risa y que pelear un descenso es más difícil que pelear un campeonato. Asegura no ser mediático, que es su forma de ser y que le gusta aparecer en los medios aunque a algunos colegas les molesta. Entre otros lugares se destacó en la propaganda del Gran DT frente a Ángel Cappa.
No es un vendehumo porque “vender humo es no trabajar y yo trabajo muchísimo”. Pero aceptó propuestas que otros no lo harían: además de los mencionados clubes, dirigió un solo partido a Ferrocarril Urquiza de la Primera D que tras varias derrotas consecutivas se despachó con un 3-0 ante Central Ballester.
Este viernes enfrentará con su Quilmes a River en el Monumental, aunque dice que los atacará con una escopeta, acepta que deberá tomar recaudos. Siempre fiel a su estilo, Caruso, simplemente Caruso se define a él mismo: “Desde ya que nunca gané una Libertadores ni pateé un penal en el Maracaná, pero no soy un improvisado, tengo años de laburo en esto. Para quienes dudan de si puedo salir campeón les informo que ya lo hice en otras categorías, siempre trabajo para ser campeón. (…) Siempre tengo una fe enorme en mis condiciones, mi cuerpo técnico y en los jugadores que dirijo.”