Revista Opinión
Hoy mi hija Marta entra en el Instituto. Algo muy grande para ella. Ella es especial, como todos los niños y todas las niñas. Pero la discapacidad de algunos estudiantes exige que la Escuela se adapte especialmente a ellos, especialmente a Marta. No es un lujo, es un derecho, que a veces se confunde con la beneficencia y la ayuda social. Es un derecho que todos tengamos las mismas oportunidades adaptadas a nuestras necesidades y capacidades. Ahora que el llamado Estado del bienestar se viene abajo como consecuencia de una crisis que han generado ellos, los de siempre, también los de siempre (los otros) la van a pagar, y la integración en los centros es uno de los grandes perjudicados por los recortes en los medios de apoyo y de forma muy significativa porque maltratan a los docentes, les desmotivan para un trabajo tan importante para todos y todas como es enseñar y educar. Marta enhorabuena. Escuela pública, laica y gratuita.