¿Intercambios de 'me gusta' en Facebook o vendedores de humo?

Cerca de 10.000 personas en un grupo de Facebook creen que importa más el número de seguidores que la calidad de los mismos. ¿Debería preocuparme?

Cuando iniciamos nuestra estrategia de comunicación en redes sociales a través de una fanpage, en ocasiones, nos olvidamos de que nuestro objetivo no debe ser sólo incrementar el número de ME GUSTA, sino también el de generar una comunidad. Es decir, que nuestros seguidores no constituyan una simple cifra.

Lo que, a estas alturas de la película, se muestra como una obviedad, para otros parece no serlo tanto. Hace poco tiempo, me llegó una invitación de un grupo de Facebook que se llama Intercambio de Likes. No recuerdo cuántos participantes tenía en el periodo que realicé la prueba pero, hace cinco minutos, había 9.850 miembros. Imagino que existirán más similares a éste pero, básicamente, responden todos a la misma filosofía: cada integrante publica el enlace de su fanpage y, al mismo tiempo, debe hacer “Me gusta” en aquellos que comparten el resto de los usuarios. "Si todos colaboramos, todos ganamos", reza el claim de este 'club'. 

Acatando las reglas, comencé el experimento. Jugué con una fanpage que gestionaba (y cuyas acciones no repercutían negativamente en ningún cliente) y, en aproximadamente una semana, mi número de seguidores se incrementó de los 30 a los casi 250. Ver este pico en una gráfica constituye el sueño de muchos social media y, por supuesto, la ilusión de muchos jefe sin experiencia. “En cinco días, el conocimiento de mi marca se ha multiplicado por cuatro, de seguir así, en un año, mi página podría ocupar una posición muy elevada en los rankings de Facebook”, pensaría algún responsable a la luz de estos resultados. 

Pero todo esto es un engaño. Lo que de verdad me preocupa es que cerca de 10.000 personas (y en aumento) se lo estén creyendo y que, además, exista gente responsable de difundir estas mentiras. La pregunta es muy sencilla: ¿cuántos de los miembros de este grupo entran en las páginas que marcan para cotillear su contenido e interactuar con sus mensajes? No hace falta ser Einstein para averiguarlo. Por otro lado, ¿de qué sirve tener, de repente, 200 seguidores más en cuatro días si ninguno de ellos responde a tus publicaciones y si cada uno de ellos sigue a una media de 100 páginas diarias? ¿En qué momento seremos visibles en su timeline? Y lo más importante: ¿dónde queda, entonces, el sentido de la gestión de comunidad de un community manager? 

Llegar a la conclusión de que: “cuidado con aquellos que venden humo, porque un buen estratega de comunicación 2.0 debe saber mimar a sus fans y hacer que entren en su juego si realmente se sienten atraídos” sería fácil. Quizá tendríamos que complicarlo un poco más. Esto es velar por educar sobre aquellas malas prácticas que se difunden en Internet y que distorsionan la verdadera labor del social media.

¿Crees que este tipo de grupos realmente contribuyen a incrementar la notoriedad de marca de una fanpage? ¿Qué les dirías a aquellos que participan en ellos?