Revista Empresa
Llegar a la conciencia de las relaciones recíprocas que se establecen donde la composición de los espacios representados de nuestro entorno sean una practicidad mutua y supeditada a la interrelación, significa conceder a Arte el reconocimiento en el desarrollo de las capacidades de observación y articulación como vías de indagación conducentes a la producción de una sensibilidad creativa que los corporifique o materialice experiencialmente.
Es decir, Arte se ajusta a través de la experiencia, ésta, mediante un proceso de tanteo observa la acción de los espacios y siente sus parentescos. Antepone la práctica perceptiva al conocimiento de su teoría compositiva que, a fin de cuentas, es una consecuencia derivada de la primera, ya que ninguna teoría de la composición se dirige por sí sola a la producción del arte de los espacios o al Arte en su sentido más amplio.
Por tanto, la experiencia enseña que la percepción muestra una relatividad e inestabilidad, en la cual, se da un desacuerdo entre el hecho físico y el efecto psíquico captado. Implica alcanzar una constatación visual y tangible del proceso creativo sin atender al supuesto conocimiento de los hechos dominados, para contar con la acción de ver y aprehender, la cual, va asociada tanto a la fantasía, como a la imaginación.
El intercambio producido por dicha interacción de los espacios manifiestos corresponde a la búsqueda estructurada del ser humano que busca dar coherencia y sentido a los espacios y sus elementos mediante la diversidad comunicativa de sus mensajes.