La belleza de Internet es que permite coordinar acciones internacionales con un mínimo de recursos y burocracia. Esto lo escribía Naomi Klein a finales de los 90 en su libro de referencia No logo. Efectivamente, en los últimos veinticinco años internet ha hecho más fácil aquello que era fácil pero dentro de demarcaciones territoriales concretas: la coordinación entre iguales. Es curioso como una herramienta transterritorial sirve para acercar a los que están lejos y,al mismo tiempo, a los que están cerca.
El territorio digital se convierte en una espacie de parlamento global que une a personas próximas en sus ideas o sus objetivos, pero lejos en el espacio. Así, cualquier plataforma ciudadana goza de repente de una herramienta de coordinación barata y a tiempo real independientemente del lugar en el que se encuentren sus elementos. A su vez, si uno de estos elementos -nodos, a fin de cuentas- falla, el sistema tiende a recomponerse con facilidad, pues la información fluye de manera horizontal en toda la red. El mundo se hace más pequeño y las comunicaciones ente los elementos más débiles del sistema -el ciudadano de a pie- se magnifican, creando, en cierta medida, una sociedad más justa y organizada.
Frente a una ciudadanía cada vez más adaptada al cambio global, las administraciones continúan ancladas en un proceso burocrático que no concuerda con las sociedad digital del siglo XXI.alfonsovazquez.comciberantropólogo