Si no es ahora ¿cuándo?
En Italia, la mayoría de las mujeres trabajan fuera o en casa, crean riqueza, buscan un trabajo (y una de cada dos no lo encuentra), estudian, se sacrifican para consolidarse en la profesión que han elegido, se encargan de las relaciones afectivas y familiares, y del cuidado de hijos, esposos, y padres ancianos.
Muchas de ellas están comprometidas en la vida pública, en todos los partidos, sindicatos, empresas, asociaciones y en el sector del voluntariado para hacer más amigable y rica la sociedad en la que viven.
Tienen estima y respeto por ellas mismos, por la libertad y la dignidad de las mujeres que han logrado ser a través de las aportaciones de muchas generaciones de mujeres, que -hay que recordar en el momento de los 150 años de la unidad de Italia - han construido una nación democrática.
Esta experiencia de vida rica y variada es destrozada por la representación repetida, indecente, en la que aparecen las mujeres como meros objetos de intercambio sexual, que es ofrecida por los periódicos, la televisión y la publicidad. Esto ya no es tolerable.
Una cultura difusa propone a generaciones de jóvenes brillantes obtener sus objetivos y dinero fácil ofreciendo la belleza y la inteligencia al poderoso de turno, y a la vez lo recompensarán con recursos y funciones públicas.
Esta mentalidad, y los comportamientos resultantes, están contaminando la convivencia social y la imagen que debería reflejarse acerca de la conciencia civil, ética y religiosa de la nación.
Así, casi sin darnos cuenta, hemos superado los límites de la decencia.
El modelo de relación entre mujeres y hombres, ostentado por una de las más altas autoridades del Estado, tiene una profunda influencia en los estilos de vida y la cultura nacional, legitimando conductas que atentan contra la dignidad de las mujeres y las instituciones.
Que aquellos que quieren permanecer en silencio, apoyando, justificando, y reduciendo este tema a 'asuntos personales', lo haga asumiendo la pesada responsabilidad que implica, incluso frente a la comunidad internacional.
Hacemos un llamamiento a todas las mujeres, sin distinción, para defender el valor de su propia dignidad, de nuestra dignidad, y decimos a los hombres: si no es ahora ¿cuándo? Es el momento de mostrar la amistad hacia las mujeres.
Fuente: Artemisa Noticias