Este post será diferente y es una réplica de lo que hice en
la página de facebook “Musica clasica”.
Link a la página aquí
Son una serie de ejemplos que repasan la diversidad que la
música clásica nos ofrece. Lo hago por si alguien que apenas comienza descubrir
este mundo musical, llega por azares del destino al blog. Sobre todo para eliminar
la idea de que la música clásica es UN estilo únicamente.
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Comenzaré con un universal que cautiva a todos: La intimidad
del piano solo en la música romántica.
Edvard Grieg nos dejó 66 piezas líricas para piano. De las
cuales aquí comparto una (la No. 6 del libro 6).
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¿Que todo es tranquilidad en la música clásica? Un gran
acervo de música de ballet nos demuestra lo contrario. Sobre todo en el siglo XX, a partir de
Stravinsky, los compositores comenzaron a explotar nuestro instinto rítmico
haciendo obras espectaculares.
Personalmente, considero que los compositores del continente
americano tienen gran fuerza en este aspecto. Aquí comparto la primera danza de
la suite de “Estancias”, de Alberto Ginastera. “Los trabajadores agrícolas”.
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El estilo galante, el de aristócratas y de nuestro amado
Mozart. El legado del periodo clásico
nos sigue llenando de esa sensación de “elegancia” que tanto amamos en la
música.
Aquí, un poco del padre de la sinfonía, Franz Joseph Haydn.
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De Haydn damos un brinco a lo moderno del siglo XX. Donde
hace ya tiempo aquellas melodías lindas perdieron su encanto para los
compositores. Ellos comenzaron a desarrollar otros “idiomas” con las notas
musicales.
El polaco Wiltold Lutoslawski, por ejemplo desarrolló cierta
técnica llamada “semi-aleatoria” (los instrumentistas parecen estar en caos,
pero están controlados). En esta pequeña muestra que comparto, La filarmónica de Berlín nos
presume un poco de su excelsa interpretación de la 3ª. Sinfonía. No voy a
mentir, esta es la parte más emocionante de la sinfonía. Las densas disonancias
y la tensión tímbrica crean un mundo casi inhumano, desquiciado,
excitante… lleno de una adrenalina que
solo la música puede lograr. Puede parecer terrorífico para algunos.
Y los valientes, pues… súbanle volumen y ¡agárrense!
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Y a veces no se necesita de toda una gran orquesta para
transportarnos a otros mundos, o para lograr una atmósfera profunda y etérea.
Qué mejor ejemplo que
“Syrinx” de Claude Debussy para flauta sola.
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Nos sorprendemos hoy con la música de nuestras películas.
Parece que los compositores fílmicos de hoy son unos genios creando esa música
que expresa grandeza y poder.
Pero no cuesta mucho darse cuenta, que ya ha pasado mucho
más de un siglo… y los compositores fílmicos aún siguen parafraseando a Wagner,
Bruckner y otros compositores de la música clásica para lograr estos efectos
“épicos”.
Y con mucha razón. Será difícil que nuevos compositores
encuentren mejor manera de expresar universalmente lo grande, lo épico, lo
poderoso, lo vasto. Comparto como pequeña muestra una partecita del Finale de
la 8ª. Sinfonía de Bruckner.
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Alguien dijo por ahí, que la música podía expresar la
perfección del universo.
Inmediatamente se nos viene a la mente el maestro Bach y el
periodo barroco de la música, con su entretejido de melodías que nos
cosquillean la mente y el alma de manera única.
Como muestra, comparto un movimiento de un concierto para
clavicordio.
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Y aquí nuevamente hago un gran salto en el tiempo y un duro
contraste de estilo.
La música clásica no se queda estática, sigue explorando y
reinventándose con los compositores contemporáneos. Las posibilidades
expresivas del sonido se han explorado al límite, logrando obras musicales que
se creían impensables para considerarse arte. Pero al igual que en la pintura, este
arte más “abstracto”, “moderno” o incluso “transgresor” ha ido ganando respeto
por su peculiar belleza y el efecto único que logra en el oyente.
No puedo dejar mejor ejemplo de estas exploraciones de la
“naturaleza del sonido” que la obra “De Natura Sonoris No.1” de Penderecki de
1966.
Recomiendo escuchar la obra de la manera siguiente: Escuchar
los sonidos y tratar de “verlos” como si fueran trazos abstractos de un pintor
sobre el lienzo. Disfrutar los sonidos en sí y no buscar lo que comúnmente se
busca en la música (melodías, armonías agradables, etc.).
De otra manera solo se percibirá ruido y/o terror. Porque de
hecho, para muchos, este compositor es el más terrorífico. Todo eso es parte
del encanto (y adrenalina) de su obra. Nos recuerda que la música no tiene
porque expresar únicamente dulzura, amor, paisajes, flores, arcoíris y
unicornios.
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Un rasgo importante que tiene la música clásica es la
capacidad de “absorber” otras expresiones musicales. Es así como cada país
tiene compositores nacionalistas que proyectan sus temas tradicionales. Así
también se puede agregar cualquier instrumento que se quiera a la orquesta,
para añadir nuevas posibilidades expresivas.
El ejemplo que se me viene a la mente es uno bastante
drástico, porque la música clásica se impregna de una tradición musical
peculiarmente desarrollada: la música clásica de la India.
Ravi Shankar, el virtuoso del sitar recientemente fallecido,
dejó obras para este instrumento. Incluyendo curiosidades como la que comparto
aquí: conciertos para sitar y orquesta.
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Para terminar este paseo, elegí otro estilo de los
favoritos: la gran orquesta post-romántica. Y particularmente ese casi hiper-romanticismo, que raya en lo
empalagoso pero que siempre nos mueve las entrañas, nos eriza la piel y nos humedece
los ojos.
Sentimientos apasionados expresados grandilocuentemente.
Melodías conmovedoras universales que nos recuerdan el romance al estilo de las
películas antiguas.
Comparto a Rachmaninov en el tercer movimiento de su 2ª.
Sinfonía.
Espero que el lector haya disfrutado el paseo. Faltaron muchos estilos más y solo me enfoqué
en música instrumental, pero traté de abarcar lo más posible. Me propuse 10
ejemplos y esto salió jejeje.
¡Saludos a los lectores!