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Introspección Táctica: Alejandro Sabella

Publicado el 23 mayo 2012 por Marianofusco

Introspección Táctica: Alejandro Sabella

La carrera de Alejandro Sabella como entrenador se puede catalogar como explosiva. Tras largos años de ser ayudante de campo de Daniel Passarella, se convirtió en entrenador principal hace poco más de tres años y ya es el actual de la selección Argentina.

Como futbolista

Siempre identificado con River, se inició en el club y debutó en 1974. A la sombra de Norberto Alonso, sumó sus primeros minutos arrancando desde el banco. Le costó tomar ritmo habitual hasta que en 1976, el Beto se fue y tuvo dos años de titularidad aunque con altibajos. Llegó a disputar la final de la Libetadores 1976 en la que perdió vs. Cruzeiro. En Nuñez disputó 118 partidos con 11 goles, baja marca para un volante ofensivo.

Introspección Táctica: Alejandro Sabella

Con la camiseta de River, cuando todavía tenía pelo

En 1978 tras el Mundial viajó a Inglaterra y se sumó al Sheffield United. Allí estuvo hasta el 80 cuando lo compró el Leeds donde no estuvo a la altura de las circunstancias. Si bien futbolísticamente su experiencia no fue la ideal, por la época, haber jugado en el país británico –al igual que Villa y Ardiles- es un mérito que aún guarda.

Del Leeds lo buscó Bilardo especialmente y lo llevó a su Estudiantes de La Plata. El esfuerzo económico del Pincharrata valió la pena ya que tiempo después con Pachorra (apodo por su gusto por dormir la siesta) como estandarte del mediocampo junto a Ponce, Trobbiani y Russo, salió bicampeón. Zurdo, enganche y habilidoso, no era asiduo anotador.

Introspección Táctica: Alejandro Sabella

Con la camiseta del Sheffield, en ING lo llamaban "Alex"

Quemó las naves en Gremio, Ferro e Irapuato de México, retirándose antes de lo previsto (1989). “Abandonar la carrera es algo traumático. A mí me agarró de golpe, mal preparado, cuando tenía pensado jugar dos años más”.

Desde el banco

Con Passarella los une una amistad desde 1974 cuando coincidieron en River. Un año después de su retiro, lo acompañó al Kaiser en River y comenzó dirigiendo a la Reserva donde se destacaban unos tales Marcelo Gallardo y Ariel Ortega. Luego de cuatro años, Passarella lo tomó como ayudante de campo fijo y dirigieron al Parma, Monterrey, a la selección uruguaya, al Corinthians y a River en la última etapa como DT del actual presidente.

En 2009 por medio de Juan Ramón Verón, con el aval de la Brujita y el apoyo de Bilardo, la dirigencia de Estudiantes apostó por él. Fue su primera experiencia como entrenador único y cumplió con creces. Tomó a un equipo a la deriva en el torneo local y complicado en la Libertadores donde había perdido dos de los tres partidos. No obstante, tenía un equipazo con Verón en su mejor momento post-regreso, la Gata Fernández, Boselli, Braña, Andújar, Desábato, entre otros.

Su título más importante

Lentamente el equipo fue mejorando y salió campeón de la Copa 2009 tras imponerse en Brasil ante el Cruzeiro. Esa hazaña es recordada como una de las hojas doradas de la historia de Estudiantes. Fue el puntapié inicial de un crecimiento global del club que lo convirtió en uno de los tres modelo de Argentina.

Ninguno jugó como aquel de la Copa, sin embargo, el proyecto se mantuvo y fueron apareciendo caras nuevas. Marcos Rojo, Federico Fernández, Iberbia, Mauro Fernández, por mencionar algunos. En diciembre de 2009, estuvo a dos minutos de ganarle el Mundial de Clubes al Barcelona tras aguantar un embate tras otro del mejor equipo del mundo. Los de Guardiola se terminaron imponiendo en tiempo suplementario con gol de Messi.

En 2010 obtuvo el primer puesto del Apertura y terminó segundo de Vélez en el Clausura. Su fútbol especial mutó en uno mucho más cauto y reservado, en gran parte, por la complicación de disputar dos torneos a la vez y evitar el desgaste de los titulares.

Pocos antes de comenzar el Clausura 2011 renunció a Estudiantes por causas que nunca quedaron muy claras. Los jugadores le pidieron que continuara pero no hubo caso y algunos hasta hablaron de una discusión entre ellos.

Luego del fracaso de Argentina en la Copa América con Batista a la cabeza, se tuvo que rearmar el panorama del seleccionado, fue por eso que Sabella picó en punta como candidato a tomar las riendas del combinado nacional. Entre amistosos, un empate con Bolivia de local y una derrota ante Venezuela en suelo visitante el inicio fue duro. Luego dos triunfos, sobre todo el último ante Colombia decoraron el marco y le dieron algo más de aliento.

Su estilo

De perfil bajo y trato directo con los jugadores cuenta que su primera charla con el plantel de Estudiantes fue más motivacional que táctica. Desde la palabra busca convencer de que su idea es la que deben ejecutar. Los mejores entrenadores que tuvo fueron Labruna, Valdir Espinoza, Bilardo, Manera y Harry Haslan, de quien aprendió “El fútbol es una lucha por los espacios, el que mejor y más rápido los ocupa, gana”. Sobre su propio y actual trabajo analizó hace unos años: “Ser entrenador es muy difícil, estás en el medio de todas las presiones. Como técnico hay que lidiar con la hinchada, los medios, los jugadores, te tironean de todos lados. No es fácil hacer equilibrio. Es un cargo que requiere de mucha personalidad y autoridad.

Introspección Táctica: Alejandro Sabella

Jamás habló con Bielsa pero lo valora y dice que es el mejor. Explica que Messi no rinde en Argentina porque le falta funcionamiento y lo erige como el mejor de la actualidad. A pesar de haber sido enganche, busca cubrir la zona con diagonales de los externos. Dice que al diez le cuesta crecer (“en las Inferiores lo marcan con doble cinco”) y subsistir.

Como entrenador tuvo que exprimir su intelecto y dedicarse full-time a su trabajo para encontrar con qué sistema se sientan más cómodos los jugadores. Mira videos, viaja, se reúne con los jugadores y está pendiente de los posibles convocados. Lejos de los prejuicios, convocó a un jugador del fútbol chileno (Matías Rodríguez) y dejó afuera al “¿ex? Jugador del Pueblo”. Lentamente va armando un equipo donde el ocho juega de ocho y el tres de lateral izquierdo, es decir, sin exigencias diferentes a la que le piden a los jugadores en sus clubes.

Sus charlas duran entre 15 y 20 minutos y las hace en la concentración y las remata en el vestuario con algo de motivación. Defiende el rol de los ayudantes de campo porque “cuatro ojos ven más que dos” y define: “Como DT vos tenés que demostrar que sabés de qué se trata; que le dedicás tiempo al trabajo; y que sos confiable como ser humano”.


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