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Introspección táctica: Néstor ‘Pipo’ Gorosito

Publicado el 07 marzo 2012 por Marianofusco

Introspección táctica: Néstor ‘Pipo’ Gorosito

Néstor Gorosito y su renuncia a la dirección técnica de Argentinos Juniors alimenta la estadística de lo poco que duran los entrenadores en el Fútbol Argentino, sin embargo, su salida no se debió a malos resultados ni peleas con la dirigencia sino que sufrió un accidente automovilístico que le significará varios meses de recuperación.

Como futbolista

Introspección táctica: Néstor ‘Pipo’ Gorosito

En sus épocas de jugador, junto a Maradona

Gorosito fue un enganche talentoso con inicios en River aunque sus mejores momentos los vivió en San Lorenzo, club donde es ídolo. Debutó en Primera en 1983 con la Banda Roja cuando era juvenil y los mayores habían hecho una huelga. Puso la cara en unas de las peores épocas del Millonario y tiempo después se dio el lujo de levantar una Libertadores y la Intercontinental. En 1988 se mudó a San Lorenzo.

En el Cuervo jugó 174 partidos en los que convirtió 45 goles junto a Alberto Acosta con quien conformó una dupla letal a pesar de no conseguir ningún título. En el medio de esos cinco años, tuvo un breve paso por el Swarovski Tirol de Austria con el que obtuvo el título de liga.

En 1994 cruzó la Cordillera junto al Beto Acosta y se cansaron de hacer goles para la U Católica, club que los cobijó y donde aún son ídolos. Con Manuel Pellegrini desde el banco de suplentes, ganaron la Interamericana 94 (primer título internacional del club), la Copa Chile y Pipo fue elegido mejor jugador del año. Un año después cual combo con el inefable Beto, se fueron a hacer dinero al Yokohama Marinos japonés.

Su paso en Oriente fue corto y lo buscó San Lorenzo donde jugó sus últimas migas en Boedo. Ya en 1999 retornó a los Cruzados chilenos y se retiró en 2001.

Como entrenador

Meses después de la práctica profesional llegó a Nueva Chicago para asumir en Mataderos a pesar de las críticas de algunos de falta de experiencia. Con medio Apertura 2002 y el siguiente Clausura 2003 sumó 34 puntos en 28 partidos y jugó la promoción ante Argentinos. En el cruce con el Bicho ganó de local y de visitante (ambos en el Nuevo Gasómetro) y mantuvo la categoría de manera heroica.

Aquel equipo de Chicago, según algunos, fue de los mejores equipos de la historia por cómo jugaba y lo que demostró en aquellos meses que estuvo entre la espada y la pared. Se ganó el rótulo de ofensivo, apostó por un 4-3-1-2 intentando ser protagonista en todas las canchas y tuvo como figuras de aquel equipo a César Velázquez, Jonathan Santana, Julio Serrano, Ariel Jesús y Ariel Carreño, entre otros.

Vuelta a Boedo

Su salida de Mataderos fue con insultos por parte de la hinchada ya que había firmado un contrato con San Lorenzo para el Apertura 2003 y la gente lo vivió como dijo él después: “Fue como que los engañé con otra mina”. Con Carreño y Santana al igual que en el Torito, el Cuervo realizó una gran campaña y terminó segundo sólo detrás de Boca con el que perdió 1-0 en la última fecha. Zabaleta, Montillo, Damián Luna eran algunas de las caras que prometían.

El torneo siguiente fue mediocre en Boedo con 26 puntos y un cómodo noveno puesto. Pero ya en el Apertura 2004, Pipo se tuvo que ir al cabo de cinco partidos por una supuesta interna dirigencial que involucraba a Savino, amigo del técnico.

Introspección táctica: Néstor ‘Pipo’ Gorosito

En River, su ciclo no terminó de la mejor manera

Para el Clausura 2005 ya era entrenador de Lanús, que miraba de reojo el descenso y lejos estaba de ser lo que es ahora. En su primer torneo sumó 28 puntos y al cabo de trece fechas del Apertura se fue con más pena que gloria (3G, 5E, 5P). El primer plantel que tuvo tenía una combinación de experimentados con futuras figuras, difícil de igualar. Fabbiani, Bossio, Valeri, Aguirre, Pelletieri y Carboni, entre otros. Luego, por algunos dichos en contra del Granate se deterioró la relación con los hinchas.

Su itinerario siguió por Rosario Central en el Apertura 2006 (octavo con 28 puntos). Con apenas cinco puntos en cinco fechas al torneo siguiente, el presidente le pidió la renuncia. Su mejor etapa como entrenador fue en Argentinos (medio Apertura 07, Clausura 08, Apertura 08) donde clasificó a la Sudamericana (“con un grupo con un hambre tremenda”) y en dicha competición llegó hasta semifinales donde perdió con Estudiantes. Aquel certamen fue la frutilla del postre de un gran paso por el Bicho, aunque dejándolo en zona comprometida por la permanencia. El paso del Pipo significó el período de consolidación de los jugadores que había llevado Caruso y que luego Borghi amoldó para salir campeón.

Un paso en falso

Por su buen desempeño y su baja cotización, Aguilar lo buscó para River y cumplió en el Millonario una de sus peores campañas. River había salido último en el torneo anterior y el panorama no cambió. Con un plantel falto de jerarquía (Archubi, Rosales, Paniagua, Galmarini, Cabral) y casi sin refuerzos para suplir por ejemplo, la salida de Falcao, el fracaso fue rotundo. En octubre, diez meses después de haber asumido se fue bajo una ola de insultos tras perder con un equipo de Simeone, su antecesor en Nuñez.

Para el recuerdo quedarán sus frases defendiendo a Fabbiani y asegurando que podría jugar el Mundial 2010. El regreso de Gorosito al club que lo vio nacer fue muy malo. En enero de 2010 tuvo revancha nada más y nada menos que en la liga española en la que casi salva del descenso al Xerez con una campaña extraordinaria. Dejó un gran recuerdo en España pero decidió volver. En Argentina lo esperó Argentinos por la ida de Troglio y en menos de un torneo (tomó por la mitad en el pasado y acaba de renunciar en este) se tuvo que ir por el famoso accidente automovilístico.

Su estilo

Admirador de Pedernera, alumno de Manuel Pellegrini, le hubiera gustado ser dirigido por Menotti, Telé Santana y Cruyff. Poco atado a una misma táctica, le gustan defensores fuertes en el mano a mano y “equipos que jueguen bien, con identidad, que respeten la pelota”. Dice que le importa mucho el cómo obtener las cosas y hace hincapié en la velocidad del pase y la recepción de la pelota más que por el desplazamiento. Como un caballito de batalla le obsesionan que los pases sean fuertes y que no vayan “pidiendo permiso”.

La falta de experiencia es un karma que lo persigue (nunca salió campeón como DT) aunque lo que él valora es la capacidad “porque la experiencia siempre llega”. Basa su capacitación en su paso como jugador, en el curso de entrenador, en un seminario de liderazgo en Chile y en la recorrida por entrenamientos de grandes clubes europeos.

El capitán es alguien fundamental en sus equipos y es elegido democráticamente por sus jugadores. Sus ayudantes de campo son Cacho Borrelli y Gustavo Zapata, dos amigos a quienes considera como una prolongación suya. Juntos coinciden en que nunca dejaron de ser jugadores. Sus charlas técnicas son de quince minutos para refrescar lo de la semana. “Trato de potenciar nuestras virtudes, destacar las posiciones en pelotas paradas y en un 25% de la charla habla del rival”. En la semana, los entrenamientos definen porque “el que entrena bien, juega bien”.


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