La segunda película de la famosa serie Iron Man de Marvel Comics, se estrenó en pantalla grande este pasado siete de mayo en Canadá. La cinta era grandemente esperada por los seguidores de Comic Books pues unía la magia de los efectos especiales del cine digital con la genialidad de la historieta. Despúes de ver la película uno se queda con un sabor amago a en la boca, como si algo faltó en la producción. Salvo las apariciones de Scarlett Johansson como Black Widow y del genial Mickey Rourke como Ivan Vanko, se esperaba una película de acción y geniales efectos especiales, los cuales apenas si estuvieron presentes en el film, siendo las escenas de acción muy limitadas en la cinta. Pareciera como si la película fuera una crónica de cómo Iron Man el superhéroe se convirtío en el Hombre Plastilina, exactamente la antítesis de los héroes de Marvel. Recientemente la productora de cine del Marvel Comics fue adquirida por Disney quienes al parecer tienen más interés por el resultado económico de la cinta que por mantener la integridad del personaje.
En esta versión, el multimillonario Tony Stark (el inventor del traje Iron Man) sufre una crisis de identidad, al verse avasallado por su excéntrica personalidad por la fama lograda como garante de la paz mundial y por tanta riqueza. De tal modo que Stark se retrotrae a su infancia buscando respuestas del por qué su padre lo había despreciado cuando niño, ¡a pesar de que le legó toda su fortuna!, lo cual causa que Iron Man comience a comportarse erráticamente como un adolescente queriendo llamar la atención y escapar de casa, en este caso escapar de sí mismo. Stark también sufre de problemas de salud y se muestra incapaz de exteriorizar sus emociones, ¿qué tal la trama para una película de acción y ciencia ficción? Afortunadamente Black Widow aparece en la película como una peligrosa agente secreta, no sólo para salvar al hombre plastilina sino también a la película ayudada es ésta última tarea por Mickey Rourke, un científico ruso que se propone vengar la muerte de su padre destruyendo a Iron Man y todo su legado de paz universal. Aunque las películas de heroínas nunca han sido buenas, y mucho menos han tenido éxito en taquilla, intentar una versión con Black Widow no sería tan mal idea después del éxito de Scarlett con su actuación. En cuanto a Rourke es la segunda película de gran factura, después de haber vuelto a Hollywood luego de reaparecer en The Wrestler, apareciendo el mejor forma física para poder soportar el pesado traje de Whiplash (Blacklash) requerido en Iron Man.
Afortunadamente Hollywood siempre le pone el final feliz a las películas y Iron Man desde luego termina como el héroe ayudado por su amigo el coronel Rhodey quien usaba un traje similar llamado War Machine. Esperemos que Disney no destruya el legado de su antiguo rival Marvel Comics y convierta a Iron Man en la leyenda del hombre plastilina.
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Mickey Rourke en Iron Man 2
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Black Widow
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