Revista Cine
Irrational man ( Woody Allen, 2015. EEUU): Allen, con delirios autorales pasados de rosca y perezoso como él solo, vuelve a referirse a Dostoievski (y a sus temas: la moralidad, el azar, el destino, la justicia), así como, aunque de mínima pasada, a Alfred Hitchcock, para filmar otro de esos relatos morales, más ligeros y, por lo tanto, de menor calidad de lo esperado, de estudio de personaje, el cual deja la impresión de que el director neoyorquino lleva haciendo lo mismo una y otra vez, como ya ha ocurrido en varias otras etapas de su carrera. Mucho menos memorable que en tantas otras ocasiones, como sin ir más lejos, sus más o menos cercanas en el tiempo incursiones británicas en el cine de tintes criminales, Match point y Cassandra’s dream, o su ya lejana y magistral Delitos y faltas. Sin embargo, este es un trabajo que deja en evidencia que, en particularmente este autor, el hacer largometrajes cada año no significa que tengan que ser productos perdurables en el tiempo: eficaces quizás, pero sin verdadera trascendencia. Una obra a pasar por alto dentro de unos años.