Revista Opinión

Irresponsabilidad

Publicado el 02 noviembre 2012 por Joaquim


Madrid Arena no ha sido un accidente

La palabra clave es irresposabilidad.
Irresponsables son los miles de niñatos a los que, importándoles un carajo la señalada festividad yankee que supuestamente celebraban, aprovechan esta o cualquier otra excusa para, usando su lenguaje, "ponerse hasta el culo" y en manada de alcohol y drogas. Olvídense de la pasión por la música, el calor del grupo de amigos y todo el bla bla bla justificativo al uso: estos críos podrán llegar algún día a ser doctorados en álgebra pitagórica, pero tienen menos cerebro que un mosquito anófeles. El infantilismo atroz que preside sus actos demalcriados, lo demuestra a diario.

Irresponsables son obviamente los padres que cierran los ojos y hasta quizá envidian el "estilo de vida" (y de muerte) de sus retoños. Luego todo son lloros y carreras en los tanatorios, y asistencia de psicólogos consoladores con cargo al presupuesto público. Pero fuiste tú quien le pagó la moto al niño para que callara apenas cumplió los 18, o le diste las llaves de casa a tu nena de 15 años para que llegue a casa cuando ya es de día vomitando la mierda que se ha metido en el cuerpo durante toda la noche. Desgraciadamente, son legión los padres que confunden el educar a sus hijos en libertad con sacárselos de encima por el medio que sea.

Irresponsable es la empresa que organiza la "fiesta", metiendo nueve mil o diez mil persona, entre ellos cientos o más de menores, en un recinto obsoleto más que inadecuado en materia de seguridad, suministrándoles alcohol barato en precio y calidad y haciendo la vista gorda ante el evidente trapicheo de todo tipo de substancias, para recaudar en una noche una fortuna que engrosará los bolsillos de los emprendedores promotores del evento. Si para alcanzar el éxito económico soñado hay que bloquear todas las puertas de salida salvo una a fin de que todo dios pase por caja, no hay problema: se bloquean, y punto. El lucro es lo primero. Por cierto, el promotor principal, de apellido Flores, es según EL PAIS persona que "en los últimos años ha mantenido una buena relación con los responsables del Ayuntamiento" A buen entendedor, sobran las palabras.

Irresponsable es el Ayuntamiento de Madrid y su alcaldesa, la falsaria Ana Botella, capaz de presentarse ayer en el tanatorio vestida, peinada y maquillada como para ir al funeral de una tragedia griega clásica. Puro teatro de esta artista genial y persona repugnante. El Ayuntamiento madrileño alquiló para que se  celebrara la "fiesta" de no sé qué un recinto municipal en el que como informa EL PAIS hoy, existen vomitorios interiores que son pasillos-tubo de 3 metros de ancho por 13 metros de largo, una ratonera en la que en un instante se amontonaron cientos de cuerpos cuando al parecer un imbécil lanzó una bengala en uno de ellos. Otras bengalas y petardos se lanzaron durante la noche en la pista abarrotada, según testigos presenciales. El aforo de la pista por su parte, "solo permitía dos personas por metro cuadrado" y sin embargo no se impidió el acceso del público situado en el graderío cuando quiso bajar a ella.

Lo peor con todo ha sido saber que por increíble que parezca, la "fiesta" continuó desde las cuatro de la madrugada en que se produjo la avalancha mortal hasta las seis y media, pues según el Telediario del mediodía de ayer de TVE "la policía estimó que era mejor dejar seguir la fiesta para evitar el pánico que se habría desatado de haber intentado desalojar el recinto".  Si esto se ha publicado hoy en la prensa europea imagino las caras de asombro no ya de los expertos en seguridad, sino de cualquier ciudadano medio. El descaro manifiesto es sublime. En realidad el recinto no se desalojó porque, como ya se ha dicho y señalaron múltiples testigos, las puertas estaban bloqueadas;  si en esas condiciones se hubiera intentado hacer salir a todo el mundo por una única puerta se hubiera producido una masacre, ese es el quid de la cuestión. Intentar colgar a la policía una decisión que evidentemente fue tomada por los organizadores de la fiesta con la más que probable anuencia de los propietarios del recinto (el Ayuntamiento de Madrid), demuestra la catadura moral de todos ellos. Fue así como los adolescentes continuaron bailando, bebiendo y drogándose mientras a su lado los servicios de emergencias se llevaban tres cadáveres y dos cuerpos agonizantes; no hay metáfora más precisa del momento social que estamos viviendo en España.

La horda mediática reaccionaria no ha tardado en convertir este auténtico homicidio en una "tragedia inevitable" consecuencia de la cantidad de gente que acude a estos eventos. Anoche un "experto en seguridad" explicaba en Onda Cero que estas cosas pueden pasar "aunque se tomen todas las medidas de seguridad". Y aquí paz, y después gloria. Al fin y al cabo, según la consigna repartida entre los medios de extrema derecha, lo ocurrido en el Madrid Arena no fue una avalancha de masas sino un "agolpamiento" momentáneo de personas en un punto del local.
Algo hemos mejorado, con todo: de momento ningún portavoz oficial ha manifestado que lo ocurrido fuera "la voluntad de Dios".
La imagen que ilustra el post es una fotografía de la avalancha en el Madrid Arena, tomada por una testigo y publicada hoy en el diario EL PAIS.


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