La razón principal por la que volamos a Gran Canaria, cuando realmente nuestra intención era pasar más tiempo en Tenerife y La Gomera, era puramente sentimental. Muchos años atrás mi compañero había estado trabajando en Las Palmas de Gran Canaria durante una temporada, y nos apetecía volver juntos a la ciudad, para poder verla desde otro punto de vista.
De ese viaje nos llevamos en la retina la experiencia de ver el estrecho de Gibraltar desde el aire, mientras caía el sol en el horizonte.

Nuestro vuelo salía por la tarde de Málaga, y entre la larga espera hasta que llegó el autobús, y la media horita larga de trayecto hasta la estación de San Telmo, llegamos al hostel casi a las 10 de la noche, con el tiempo justo de ir a cenar algo, y disfrutar del precioso salón común del albergue.
Dejadme que os cuente un poco más sobre el hostel en el que estuvimos en Gran Canarias, porque es probablemente uno de los más acogedores, hospitalarios y cálidos en los que me he hospedado. Se trata del Downtown House Las Palmas un albergue ubicado en un edificio con clasificación de Casa Emblemática, pero que ha sido restaurado en 2014, conservando y respetando todo su encanto original. (Las fotos del interior están sacadas de su web, no son originales mías)


Nuestra habitación era una habitación individual (más bien pequeña) con baño compartido, con una cama de matrimonio, impecablemente limpia, toallas y ropa de cama incluida, por 38€ (19€ por persona), con el desayuno incluido al día siguiente sin límite de hora para desayunar.

Tras tener una experiencia tan buena en nuestro primer día, decidimos reservar una habitación también para el último día de vuelta, aunque ya solo quedaba sitio en el dormitorio de 8 literas, (por 18€/cada uno) aunque solamente tuvimos 2 compañeros de noche y dormimos fenomenal en los colchones de visco-elástica. En esta ocasión también fueron extremadamente amables con nosotros, ofreciéndose incluso a imprimirnos las tarjetas de embarque si no las habíamos impreso, (solo que no hizo falta, porque sí las teníamos).



La primera parada fue frente al mercado de Vegueta, que por ser domingo estaba cerrado y no pudimos visitar, pero que nos recordó desde el primer momento al carácter de otros mercados que hemos visto en Sudamérica, como el de Cuzco o Santiago de Chile.
Frente al mercado, nos paramos un instante a contemplar el restaurado Teatro de Benito Pérez Galdos.


En nuestro camino hacia la catedral paseamos por el centro antiguo, admirando las bonitas balconadas de madera, y las coloridas fachadas de las casas hasta que llegamos a la llamada Casa Colón llamada así porque fue la que colón visitó en busca del gobernador de la isla, para solicitar ayuda en la reparación del timón de la Pinta, el cambiar las velas a La Niña.


Pero nos conformamos contemplando la fachada del edificio, mientras que en la plaza que enmarca, un grupo folclórico entretenía al público con sus isas.

Este templo fue mandado construir por los mismísimos Reyes Católicos, (los mismos que ordenaban las matanzas de guanches en isla en su afán evangelizador) en el siglo XV, pero el proyecto sé paralizó por falta de fondos en el siglo XVI, y no sería hasta el siglo XVIII que se retomarían las obras.
Es por eso que en el edificio se encuentran elementos constructivos y decorativos correspondientes a diferentes épocas y estilos.








Aquí nos la jugaron un poco, pues, no nos avisaron que la ropavieja no era el típico plato cocinado con la carne sobrante del cocido, si no que era un guiso de…¡pulpo! con patatas.


Y lo peor es que luego en el ferry nos topamos con el mar más revuelto con el que he navegado en mi vida, (de hecho avisaron por megafonía de que íbamos a ir más despacio de la cuenta, por la mar brava) y ¡vomité tooooda la comida! ¡Menuda viajera estoy hecha! :(
Como anécdota curiosa, comentar que cuando por fin fuimos a montarnos en el bus que nos habían dicho que iba hacia el puerto de Agaete de Fred Olsen (la misma compañía de los ferries) y preguntamos donde podíamos pagar los billetes, nos dijeron que el bus se contrataba al comprar el billete de ferry, pero que como había espacio suficiente, pues que nos llevaban sin problema. ¡Menuda suerte tuvimos!

Nos alojamos en el Hotel Horizonte, habitación doble super amplia, con baño privado, pero sin desayuno 36€ (18/persona). Cuidado que en la portada de su web ofertan la habitación como a 32€ pero el precio no está actualizado. La verdad es que calidad-precio fenomenal y al lado del puerto, super bien situado si llegas en ferry con la mochila acuestas y un mareo de muerte. ¡Por suerte tuvimos que andar poco!
Hasta aquí nuestro primer día explorando las Islas Canarias.
En la próxima entrega, comenzamos nuestra ruta en coche por Tenerife, visitando entre otros lugares la ciudad de La Laguna de San Cristobal, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1999 por ser un ejemplo único de ciudad colonial no amurallada.
¡Hasta entonces, Calderer@s!