No, no se trata de un relato onírico ni del título de un cuadro surrealista.
Empecemos por el principio: magnífico día soleado y 85 CV de montura
pidiendo guerra.
Parto con Susi rumbo a Hornachuelos, con idea de dar un paseo por
lo más recóndito de la Sierra Morena cordobesa occidental.
Tras el cafelito de rigor en el pueblo que dá nombre al Parque Natural,
subimos por una carretera solitaria hasta el cenobio de San Calixto.
Más kilómetros de interminable monte mediterráneo y llegamos a un
cruce que permite desviarse hacia el Parque Natural Sierra Norte
de Sevilla o seguir profundizando en la Sierra Morena cordobesa
hacia el Norte:
Pasan los minutos y los kilómetros de curvas, subidas y bajadas,
sin ver un alma, disfrutando de una naturaleza milagrosamente intacta.
De pronto, algo extraño aparece en el paisaje, algo "que no cuadra" en la bucólica
estampa:
Extrañas naves alargadas, antenas...¿Qué será esto?
La respuesta en el letrero:
Señores: estamos en el cementerio nuclear de El Cabril.
A partir de aquí, 13 kilómetros de carretera espantosa, con el
firme taladrado por años de falta de mantenimiento, eso sí,
por magníficos parajes
Y, para terminar esta ruta de los despropósitos, un monte poblado
por unos árboles que no son los habituales por estos pagos
Efectivamente: ¡Pinos canarios!
Recomidos por la procesionaria ( son uno de sus platos favoritos),
el monte público Torilejos nos ofrece una repoblación de
pino canario, única por estos lares.
En fín, como véis, Sierra Morena es una caja de sorpresas.
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