Aun así, siempre que se pueda hay que correr en casa y apoyar el deporte local, así que tras recoger a mi padre y aparcar en una de las calles laterales a la bajada, nos dirigimos a la salida.
Estuvimos charlando con amigos y compañeros del club mientras los niños y las categorías inferiores realizaban sus recorridos y me comentaron que ya el año pasado cambió ligeramente el recorrido.
Antes se iba por un lado de la mediana y se volvía por el otro, lo que obligaba a cortar ambas calles, y ahora se hace la ida y la vuelta por el mismo carril, aprovechando al ancho del mismo, lo que permitía aparcar en el lateral derecho de la calzada.A diferencia de la primera edición, donde aún íbamos con mascarilla al estar saliendo de la pandemia, nos tuvimos que llevar los dorsales impresos de casa y corrimos de uno en uno, las salidas ya son de cuatro en cuatro y por orden alfabético.
En este aspecto, hubiese sido interesante hacerlo por orden de inscripción, ya que así, si dos amigos se apuntan a la vez, saben que es muy probable que les toque correr en la misma tanda.
En mi caso, al apellidarme como mi padre (como es lógico), salimos juntos, junto a Enrique Cano, del Camina, Corre o Revienta.
Salí con buen ritmo aprovechando la bajada, di la vuelta al final de la calle y cogí de nuevo impulso para la subida a la rotonda previa a entrar en el sendero.Por el camino alcancé a corredores de la tanda anterior, como a Mónica Caba y aprovechando la bajada alargué la zancada para coger velocidad de cara a la subida.Entre el esfuerzo y el calor, que era notable, ya notaba el sabor a sangre en la garganta, que se acentuaba conforme me impulsaba colina arriba.
Las piernas flaqueaban y tocaba empujar con todo lo que tenía, pero en algunos segmentos ni apretando los dientes conseguía mantener el ritmo.
Conforme ascendía el aire era más y más caliente y la humedad insoportable, no recordaba que en anteriores ediciones me costase tanto recorrer esos 1510 metros de recorrido; aunque también llegaba más en forma...
Alcanzados los corredores de la tirada previa a la mía comenzaba a divisar a algunos de la tirada anterior, así que sabiendo que estaba ya casi arriba, me dejé lo poco que me quedaba en el caracoleo de final de sendero.
6:05, peor marca de las tres participaciones por poco, ya que en la primera edición paré el crono en 6:04 y en la segunda lo hice en 5:48.
Tras coger un botellín de agua tibia de mano de uno de los voluntarios bajé la cuesta sin prisa camino a la salida y allí estuve charlando con Riccardo, que ganó la edición del año pasado con 5:35 y era el claro favorito para revalidar el primer puesto.
Fue de los últimos (si no el último) corredor en salir, al apellidarse Trovato y a juzgar por el ritmo, sabía que de nuevo se haría con la carrera, como hizo al final con un tiempo de 5:38.
Pese a estar lejos de mi mejor tiempo acabé satisfecho porque sabía que no podía haberlo hecho mejor que lo que lo hice y claramente Riccardo y Jaime, con su subida de 5:57 lo hicieron mejor, así que estuve encantado de poder acompañarles en la tercera posición del podio.
Esto es todo por ahora, nos vemos el 4 de agosto en la Subida al Veleta ;)