Revista Arte

Jan Vallverdú. La alquimia de la pintura expresionista

Por Lasnuevemusas @semanario9musas
Simbolismo quiere decir que la naturaleza la configura nuestro propio estado de ánimo"
"No se trata de pintar la vida, se trata de hacer viva la pintura"
Paul Cezanne Edvard Munch

Dentro del programa de Art Nou, se han celebrado en Barcelona una serie de exposiciones de artistas emergentes en las que han participado un gran número de galerías y espacios culturales, entre ellos la Galería Marlborough.

Se trata de la décima edición de esta cita anual de jóvenes creadores. Está organizada por Art Barcelona, asociación que reúne la mayoría de galerías de la capital catalana. En total participan ochenta artistas de treinta y dos galerías y espacios de Barcelona y Hospitalet de Llobregat, en colaboración con los agentes culturales de ambas ciudades.

La galeria Marlborough presenta al joven artista Jan Vallverdú (Barcelona, 1995) a través de una cuarentena de obras, entre las cuales hay nueve de gran formato sobre tela y sábana y el resto son de pequeño formato sobre cartón y papel, así como una escultura de grandes dimensiones que se exhibe delante mismo del escaparate de la galería.

Jan Vallverdú ha obtenido los títulos de Grado Superior de Ilustración y de Artes Aplicadas al Muro, en la Escuela LLotja de Bacelona. Estuvo residiendo un año en Roma especializándose en muralismo. También realizó otra residencia en la ciudad danesa de Aarhus con el proyecto Inhibition. De hecho, su obra ha girado en torno de la pintura mural, sobre todo dentro del terreno del graffiti. Fue miembro del Zion Town Kids, colectivo de cinco artistas barceloneses que solían pintar los muros de la ciudad, así como antiguas fábricas y edificios abandonados.

Su primera exposición individual tuvo lugar en la sala Planeta Bea de Barcelona, en 2015. Posteriormente expuso en la ciudad francesa de Toulouse en la galería La Paciffique. En 2020 participó en la muestra colectiva B-LOCAL y en Urban Creative District, con sendas intervenciones murales. Este año ha intervenido en una de las paredes de la Nave Bostik de Barcelona. Precisamente el propio artista señala que "mis pinturas forman parte de un imaginario generado a fuerza de filtrar aquello que percibo alrededor, tanto en la realidad física como en la virtual (Internet)".

Respecto a la muestra de la galería Marlborough, el artista presenta una serie de obras que "pretende explorar y rehacer caminos, buscar atajos y cuestionar los parámetros de la pintura sobre tela, estirar conexiones entre un entorno concreto y sus símbolos y cuestionar las estructuras culturales con las que ha de convivir, entre lo que es real y lo que es ficción". Por ello, las obras que observamos, al menos una parte de ellas, están creadas a partir de materiales reciclados, principalmente el soporte, ya que se trata de sábanas en lugar de telas o maderas. Sábanas procedentes de hospitales, así como materiales de construcción. En cambio, las piezas más pequeñas están pintadas sobre cartón.

La mayor parte de las obras que se exhiben tienen relación con el muralismo, ya que su trabajo proviene del mundo del graffiti, tanto por el contenido de su propuesta pictórica, como por utilizar como soporte sábanas recicladas, ya que el mismo confiesa que trabaja "el muro como un lienzo, como una lucha constante de ir chocando contra él y no partir de una idea preestablecida, conociendo el resultado final".

La idea principal del artista es plasmar en sus obras las diversas contradicciones que existen en nuestra sociedad, cuestionando el porqué de esta situación, y la mejor forma de llevarlo a cabo es mostrar en sus pinturas una serie de personajes que podríamos considerar como esperpénticos, que nos lleva a asociarlos a tiempos pretéritos, caso del renacimiento, más concretamente con la Commedia dell'Arte, ya que eran actos teatrales que se desarrollaban en plena calle, inspirándose en la realidad cotidiana.

Los personajes representados por Vallverdú son anónimos, ya que "expresan el deseo de no ser sumisos y homologados en un espectáculo circense". Por ello, denominaría a estos cuadros de antipintura, o dicho de otro modo, una manera de "asesinar la pintura", tal como declaró Joan Miró en 1927, en clara alusión al mercantilismo del arte que, para Rober Lubar, estudioso de la obra mironiana, se trataba de "una crítica a la burguesía", que en el caso de Jan Vallverdú es la de "explorar y rehacer caminos, buscar atajos y cuestionar la pintura sobre tela", además de buscar "conexiones entre un entorno concreto y sus símbolos", pero sobre todo, discernir entre realidad y ficción.

El concepto expresionista se percibe en cada una de sus creaciones, donde aparecen grandes superficies cromáticas que se mezclan con unas "líneas severas, representando la antítesis al culto y a la perfección característica de nuestro periodo". Es tan importante la figuración como el color aplicado, principalmente por los fuertes contrastes tonales.

A la entrada de la exposición hay una escultura de madera, lacada, esmaltada y barnizada de grandes dimensiones que recibe al visitante. Se trata de "A lomos", donde aparecen dos personajes, uno de ellos está de cuatro patas y el otro colocado encima de él, mientras se agarra a un soporte lleno de púas y en la otra mano lleva una especie de amuleto con el que aprieta la cabeza del otro personaje.

En las telas "Sonrio" y "Bienvenus au cirque du panorama ", aparecen diversos personajes que llevan una máscara. En la primera obra hay tres individuos: un luchador, un arlequín que lleva una hélice en su cabeza y un hombre que se asemeja a Picasso, de cuya boca le sale una especie de insecto. La segunda pieza es más caótica, ya que los tres personajes son muy extraños. Dos de ellos están semidesnudos y el que se encuentra en el centro de la composición está completamente desnudo, como si tuviera un orgasmo. Todos ellos están situados en una especie de ring practicando la lucha libre.

Respecto a "Gold-ass", vemos a dos mujeres muy gruesas sentadas en un sofá, que más bien parecen dos fantasmas. De algún modo me recuerda a Lucien Freud, principalmente cuando representaba a mujeres de edad avanzada desnudas. Con el título de "Cirque du dialogue" vemos dos piezas donde aparece un solo personaje, pero en actitud diferente, ya que uno está de pie y el otro de revés. Se trata de un saltimbanqui que lleva en su cabeza una hélice.

En una de las paredes de la galería hay unas obras de pequeño formato, en las que se exhiben una serie de rostros fantasmagóricos, algunos de ellos muy matéricos que recuerdan al informalista Jean Fautrier. Asimismo, aparecen unas manos que parecen indicar diferentes maneras de interpretar unos signos que solamente el artista conoce. La idea de lo absurdo y lo grotesco se encuentran en cada una de estos cartones.

Pero no solamente se muestran personajes, sino que la naturaleza también está presente en la exposición, como por ejemplo ocurre en "Hierba" y "Florero", obras que hacen referencia a los campos de marihuana existentes en California. Son plantas muy raras, difíciles de identificar, que siguen la misma línea de los personajes anteriores.

Sí buscáramos la belleza en sus obras no la encontraríamos a primera vista, pero si nos adentráramos en ellas, sentiríamos una cierta atracción dentro de la fealdad existente, tal como ocurre con el mencionado artista británico Lucien Freud.


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