(Viñeta: Javier Arroyo)
Al alfil Rajoy venido a rey electo a base de engaños al votante, corruptelas y esa ya deficiencia crónica de tacto político, social y económico no le tiembla la mano. Le estar temblando todo el cuerpo ante la perspectiva de la comparecencia, hoy, de Luis Bárcenas ante el juez Ruz en la Audiencia Nacional. Las bravuconadas del vicesecretario general de Organización y Electoral del PP, Carlos Floriano, en el sentido de que “lo que haga Bárcenas nos preocupa cero” no hacen otra cosa que avivar el fuego, estrechar el cerco y corroborar la estrechez de miras del PP. Que The New York Times airee el asunto a la opinión pública internacional debe considerarse, así, como un contratiempo veraniego.
Con la entrada en escena de los SMS entre el presidente y el extesorero, A Mariano Rajoy apenas le quedan casillas hacia las que moverse ni piezas importantes que le defiendan en una partida de ajedrez ya perdida que se le ha escapado de las manos de tanto ponerlas en el fuego en vano. Sin defensas, con el paso cambiado, sin capacidad de movilización. El diario InfoLibre quiere ayudar al presidente a tomar una decisión, aunque
todos los caminos conducen al descrédito y cada movimiento se convierte en un paso titubeante, cada palabra cae como una losa en un mar de mentiras salpicando a todos. “Si alguna vez tengo conocimiento de irregularidades o conductas impropias que afecten a militantes de nuestro partido no me temblará la mano”, afirmó Rajoy en su día, que lo tuvo, cuando parecía que la cosa iba con otros, con los peones. Ahora, hasta las palabras de Dolores de Cospedal de enero vuelven y se revuelven en el estómago: “Cada uno que aguante su vela”, un presagio.Cambiando de tercio a la derecha y enfilando la teoría de la conspiranoia, la amenaza de Bárcenas de tirar de la manta ha conseguido, y acaba de empezar, lo que parecía imposible: sacar de un plumazo de escena a la familia real y a su mafioso ilustrado, Iñaki Urdangarín. Nadie habla ya de elefantes, Corinnas o del embrollo de compra-ventas de propiedades varias entre Hacienda, los notarios y el Registro Civil. Ahora nada es real, todo es en diferido, una simulación en forma de retribución, todo es B.