Su obra más polémica se llama "Exchange Exchange" (2002), es un largo camino recorrido por el artista y siete amigos desde Río de Janeiro a Curitiba (aproximadamente 800 km). El viaje lo realizaron en tres coches-escarabajos conectados por sistema de transmisión de sonido. Originalmente, los coches eran de color amarillo, rojo y azul, pero tenían sus puertas, el capó y el maletero intercambiables, por lo que eran muy coloridos. En el camino, el artista fue pegando pegatinas en los coches que fueron leídos como palíndromos "lado recto es la pantalla" y "actuar de la cobra". A su llegada a Curitiba, los coches eran parte de la exposición que se inauguró el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad.
