Hace unos día visité la exposición de Javier Mariscal en la Galería Ignacio Lassaletta y me sorprendió gratamente. Si he de ser sincero conocía muy poco la obra más pictórica de este polifacético artista, más bien conocía su trabajo como ilustrador y diseñador gráfico que sin duda alguna, siendo yo también diseñador gráfico, siempre la he tenido en cuenta y valorado como se merece.
Si bien la exposición deja bien patente su faceta como ilustrador, con una gran mayoría de dibujos, he encontrado algunas "pinturas" que a mi juicio son más pintura en el sentido pictórico de la palabra, obviamente sin desmerecer el trabajo más comercial y de carácter más ilustrativo. En especial me han parecido interesantes algunas ceras de estilo más expresionista que en cierta manera me han recordado a mis admirados maestros expresionistas y fauvistas de los primeros años de nuestro pasado siglo XX. También sus últimas obras de gran formato, sus cocinas y sus sillas en la terraza, en un estilo muy peculiar (muy Mariscal) que sorprenden por ese dibujo de contorno tan marcado y acorde con la ilustración del cómic pero que en tamaños grandes adquieren la dimensión de una obra pictórica en su sentido más estricto; a mi entender entre la ilustración y la pintura consigue de manera similar a Roy Lichtenstein o Tom Wesselmann, siempre con su propio sello, acercarnos al arte de la pintura a través de comic. Sus temas, sin duda claramente urbanos, como gran observador y fiel paseante de una ciudad como Barcelona, los representa de manera muy gráfica, como es el caso de estas sillas que sugieren de manera simbólica la esencia de una urbe o la vista de Barcelona desde Monjuich, con esos pinos negros, casi planos, que podrían salir de una viñeta para incorporarse a una tela de grandes dimensiones. También tienen una peculiar fuerza sus retratos expresionistas de trazos gestuales, muy simples, de primera intención, pero que adquieren la magnitud de la obra pictórica.
Se nota que a Mariscal le gusta y le apasiona el dibujo, la línea y el contorno , no lo puede disimular ni tan siquiera en las obras en las que el color es protagosnista; el dibujo es, diría yo, su gran aliado. Él mismo lo expresa: "Me gusta el proceso del dibujo. Siempre he pensado que dibujando todo lo que me rodea, tomando apuntes, entiendo mejor el mundo en el que vivo." Ahora se ha adaptado a las nuevas tecnologías , y las aprovecha, como el Ipad o el móvil, con los que ahora hace, según dice, muchos de sus apuntes. Sin duda los tiempos han cambiado y como él afirma hay que adaptarse a las nuevas tecnologías y llegar y conectar con la gente de una nueva manera. Comenta que "el sistema tradicional - la venta en galerías- no tiene mucho recorrido más". Creo que tiene mucha razón, triste es decirlo, pero toda esta crisis que todos hemos padecido- los artistas especialmente- no es solo debida a una economía en mal estado sino también a una precaria y disminuida escala de valores, en las que el arte, o ir a ver una exposición de arte, se ha convertido en una rareza que no interesa más que a unos cuantos nostálgicos o anticuados que quieren observar las cosas de manera sosegada, en silencio, con profundidad y disfrutar de la imágenes sin un plasma o una pantalla digital que se cruce entre nuestra mirada y lo que queremos ver.
Sin duda los tiempos han cambiado...