Jellifish carrousel

¿Queremos realmente mantener el ritmo de vida que nos estamos imponiendo?

Esta es la pregunta a la cual he querido contestar a través de la serie Jellyfish Carrousel que ha sido nombrado Gold Winner en el último MUSE Photography Award en la Special Category y que con gran placer comparto ahora en este post.

Hiperactividad, hiperproductividad, hiperconectividad, son términos tan aceptados en nuestra sociedad que el “no hacer”, el pensar y el callar están mal vistos. Todo parece tener que culminar en un objetivo, incluso el ocio y el descanso. El “backlog de las tareas a realizar”, la multitarea, la rapidez, la eficiencia, la odiada productividad suelen ser los indicadores con los que nos medimos y nos exigimos.

Tengo derecho a ser improductivo, tengo derecho a perder el tiempo, tengo derecho a que fluya la filosofía. Necesito espacios de silencio para encontrarme de nuevo, para que nadie me alcance.

Un día me detuve a admirar el movimiento lento y rítmico de unas medusas luminiscentes en un acuario; la elegancia de la visión superó la conciencia que esos seres son venenosas y mi mente me llevó a hacer conexiones impensables. Por ejemplo, vislumbré en la forma de unas medusas paraguas, los típicos carruseles de los parques de atracciones y cómo estos podrían asimilarse al ritmo de nuestras vidas en las que giramos a toda velocidad, muchas veces sin tener sentido. El ritmo del carrusel en contraste con el cosmos de un paisaje lleno de silencio.

Después de un tiempo sin tiempo en el que gané otro tiempo, volví a tomar conciencia de dónde estaba y volví a ver el movimiento lento y rítmico de unas medusas luminiscentes en un acuario…

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