Al morir a los 84 años se procedió, según su voluntad, a momificar su cadáver. Se le colocaron en la cara unos ojos de cristal que el propio Bentham había elegido como adecuados, y que se dice había llevado en el bolsillo de sus pantalones durante muchos años; pero la cabeza quedó dañada durante el proceso y hubo de ser sustituida por una reproducción de cera. El cuerpo fue vestido con sus propias ropas y colocado en un armario de madera, con las puertas abiertas, para su exhibición en el University College de Londres, donde todavía hoy puede ser contemplado por los visitantes. La verdadera cabeza de Bentham también se conserva. Fue colocada dentro del armario a los pies de su dueño, seguramente con los ojos de cristal con los que Benthan quería seguir viendo el mundo después de muerto.

