Bob Harris se encuentra en Tokio intentando relanzar su carrera como actor rodando anuncios para una marca de bebida alcohólica. Allí encuentra a otra norteamericana, Charlotte, con la que inicia una curiosa amistad y descubren, gracias al insomnio provocado por el cambio horario, los encantos de la capital nipona. Es "Lost in Traslation", la cinta dirigida por Sofia Coppola e interpretada por Bill Murray y Scarlett Johansson. Jeremy Tyler ha llegado este verano a Tokio para intentar relanzar lo que supuestamente debería haber sido la carrera de una estrella del baloncesto y también se ha cruzado con un amigo norteamericano, aunque comparar a Scarlett Johnasson con Robert Swift va más allá de mis principios.
Si alguien no conoce a Jeremy Tyler todavía existen multitud de vídeos en ese archivo de highlights que es Youtube, aunque como suele pasar con la famosa red social de vídeos, sólo se nos muestra lo que la gente quiere ver. Tyler jugó su etapa de instituto en el San Diego High School y, como suele pasar con chavales de 2'11 y 120 kg con unas increíbles capacidades físicas, dominó la competición a su antojo durante los tres años que permaneció allí y firmó 28'7 puntos y 7'7 tapones de media en su año junior.
Lo que deberían haber sido cuatro años de instituto y el obligado paso por la Universidad que exige la normativa actual se convirtió en un salto a Europa con 17 años, cuando aún le restaba su año senior en el high school. Desde los 15 años recibió visitas de técnicos de la Universidad de San Diego State, aunque en 2009, cuando ya le urgían que tomara una decisión, se decidió por la Louisville de Rick Pitino por delante de UCLA o Southern California. Al final no cambió su California natal por las parrillas y barbacoas de Kentucky, sino por Haifa. El joven de 18 años jugaría 10 partidos donde apenas promediaría 7 minutos de media y unos paupérrimos 2 puntos y 2 rebotes. En Marzo de este año abandonaría el equipo por problemas de adaptabilidad a la ciudad, a la cultura y probablemente a la rutina de un equipo profesional. Mientras Tyler debería estar rodeado de chicos de su edad donde ser un referente y acaparando portadas, se encontraba encerrado en casa junto a sus compañeros estadounidenses y chupando banquillo.
Tyler es un fenómeno mediático, un Lebron James en potencia. Antes de anunciar que definitivamente no jugaría en ninguna Universidad americana ya se había rodado un documental sobre su vida llamado "Mi Life, with Jeremy Tyler". Desde su adolescencia Tyler se convirtió en un adicto a las flexiones, abdominales y levantar pesas. Olden Polynice, ex jugador de Jazz o Sonics, entre otros, le sirvió como consejero en su última temporada en San Diego: "su juego de pies me recuerda a Olajuwon, aunque es más atlético. Tiene cosas que no se pueden enseñar. Es uno de esos jugadores que se dan una vez en la vida". Pero Polynice probablemente dió en el clave de la cuestión: Tyler estaba siendo victima de la "explotación de los proxenetas". El tipo en cuestión es Sonny Vaccaro, el mismo que convenció a Brandon Jennings de que pasar un año en Europa le haría ganar dinero antes que a nadie. De momento con el base de los Bucks le salió bien. Con Tyler, después de oir sus palabras, parece que también: "nada se ha perdido aquí (en Haifa), vino, fue difícil y ha estado ocho meses. Brandon Jennings tampoco enseñó mucho más en su estancia en Europa".
De momento Jeremy Tyler ha jugado 6 partidos con los Tokyo Apaches de la Liga Japonesa, que están con un récord de 2 victorias y 4 derrotas y donde Tyler ha promediado 21 puntos y 9 rebotes en los dos últimos partidos. Hoy día podría estar brillando en una Universidad del prestigio de Louisville entrenado por Rick Pitino, pero decidió saltarse sus dos años de espera antes de ir a la NBA para ganar dinero en Europa, siendo además un chaval sin los problemas económicos habituales de los jóvenes afroamericanos de su edad. ¿Ha estado mal aconsejado o le han podido sus ganas de riqueza antes de tiempo? Tyler podría haber ganado más dinero del ganado en Haifa o en Tokio jugando también en la Universidad, bien con dinero bajo cuerda o bien con contratos publicitarios. Simplemente se equivocó, tomó la decisión incorrecta. El experimento Jennings salió bien, el de Tyler de momento, no. Pero el chaval ya se ha equivocado otras veces y ha salido airoso: con 12 años le pusieron el apodo de "Negative 2". Jugando en unas ligas de verano en San Diego robó un balón, se dirigió corriendo al aro y machacó. Todo el mundo quedó boquiabierto y asombrado. se había equivocado de canasta y había hundido su propio aro. Esperemos que recupere la senda del estrellato en Tokio.
PD: la información contenida en este post la podéis encontrar en estos artículos de ESPN y el New York Times.