Lola Sancho Cabrera
En la Biblia, el nombre Dios toma formas distintas, aunque
la Iglesia Católica indica que son la misma persona, hay gente que duda de esta
afirmación.
Muerte de Jesucristo
Los libros sagrados, recogen testimonios, mensajes y
consejos de varios personajes. Figuras como: Moisés, Abraham, San Juan Bautista
y Jesús de Nazaret, entre otros, se dice son portadores de la palabra de Dios.
Incluso se afirma que Jesús, es el hijo de Dios y nació de una mujer virgen. A
todo esto hay discrepancias, incluso dentro de los propios cristianos.
Jesús de Nazaret y su mensaje de amor
La figura de Jesucristo es, desde muy antiguo, motivo de
especulaciones diversas. La sociedad a lo largo de los años parece tener
obsesión en intentar averiguar o cuestionarse aspectos de la persona de Jesús,
sin detenerse a pensar que lo realmente importante no es si fue: deidad,
profeta, hijo de Dios o de una mujer virgen. Ya que, en opinión de otros
estudiosos del tema, lo relevante, trascendental e importante es su mensaje,
lleno de amor a todo el mundo. “Amaos los unos a los otros…”.
Debido a los muchos años que han transcurrido y la facilidad
del ser humano en tergiversar, mentir y cambiar los hechos, es difícil creer
todo lo que nos ha llegado de Él. No obstante, y obviando las cuestiones
meramente místicas, lo que sí parece creer mucha gente, es que existió y que
fue un personaje peculiar, extravagante y, sobre todo, provocador.
Frases conocidas como “ama a tu enemigo” “veis la paja del
ojo ajeno pero no la viga en el propio”, demuestran la verdadera esencia del
mensaje de Jesús, que se resume en el amor al prójimo como a uno mismo.
El mensaje de amor de Jesucristo actualmente
Vicent Guillem, doctor en Bioquímica por la Universidad de
Valencia (España), y autor del libro “Las leyes espirituales”, quiere aportar
con esta obra también un mensaje de amor en una época en la que parece resultar
muy difícil llevar semejante mensaje.
En una sociedad totalmente consumista, competitiva, ansiosa
de poder y dinero. ¿Puede tener cabida el amor incondicional? Sin duda mucha
gente piensa que la labor que ha emprendido el doctor Guillem, es tan difícil y
provocadora como la del propio Jesús.
En una parte del mencionado libro, dice:
El gran merito de Jesús está en el atrevimiento y la
valentía de difundir el mensaje de amor que vino a dar, sin permitir que nadie
le amedrentara o le hiciera cambiar de opinión, a pesar de que sabía que todo eso
le acarrearía un montón de sufrimientos, incluida la muerte”.
Está claro que la pena de muerte que sufrió Jesús, no va a
ser el caso en la actualidad, pero sí la incomprensión, la crítica, las
conclusiones y argumentos gratuitos y falsos de algunas personas o
instituciones, que pueden ver en Vicent Guillem, un fanático o incluso un
demente.
Las religiones y la palabra de Dios
Muchas personas se preguntan por qué durante la historia se
ha tomado el nombre de Dios en multitud de ocasiones para cometer todo tipo de
atrocidades, asesinatos y guerras.
La Inquisición es un claro ejemplo de las brutalidades
capaces de cometer, en este caso la Iglesia Católica, en nombre de Dios. ¿Puede
alguien pensar que Dios, que se supone repleto de bondad y amor, apruebe
semejantes crueldades hacía las personas, sólo por no profesar la misma
religión? ¿Sería Él capaz de quemar hasta la muerte a cientos de personas e
infringirles todo tipo de torturas y sufrimientos?
Jesús y la Iglesia Católica
Según el autor de “Las leyes espirituales”, entre otros, la
Iglesia Católica no sigue la palabra de Jesús, sino más bien al contrario, ya
que han tergiversado sus testimonios en su propio beneficio. Transcribiendo sus
propias palabras recogidas en su obra, Vicent Guillem dice lo siguiente:
“… la única forma es predicar con el ejemplo y es lo que han
hecho los espíritus avanzados que encarnaron en la Tierra. Estoy hablando de
Jesús, Buda. Krishna, Zoroastro, Antulio y otros avatares o seres avanzados….
Hicieron de su vida un ejemplo de aplicación personal y de vida en armonía con
las leyes espirituales sin obligar a nadie a hacer lo mismo.
… la ley del libre albedrío no les ha quedado muy clara a
los supuestos seguidores de Jesús, ya que han acabado imponiendo a los demás sus
creencias por la fuerza, mediante el uso de la violencia, la coacción y el
miedo. Me refiero a la Iglesia Católica, con la Inquisición y las Cruzadas… ha
llevado a cierta gente a apropiarse de unas ideas que eran verdaderas y
deformarlas para controlar y manipular a los demás. Las religiones o creencias
que imponen u obligan no conseguirán que el espíritu evolucione”.
Así mismo, en referencia a los rituales o sacramentos, opina
que no tienen ninguna validez desde el punto de vista espiritual, porque en el
camino espiritual no hay atajos. Lo único que nos hace evolucionar
espiritualmente es el mejoramiento personal, el desprendimiento del egoísmo y
el crecimiento en capacidad de amar.
En lo que respecta al poder y el dinero, dice: “como Jesús
diría no se puede servir a Dios y al dinero al mismo tiempo y la Iglesia
Católica, como la hebrea de hace 2000 años, desde casi el principio, ya tomó
partido por lo segundo”.
Refiriéndose a la obligación que establece la iglesia a sus
normas, dice: “Mirad la Iglesia Católica y muchas otras religiones os han hecho
creer que ser bueno es lo mismo que ser sumiso. Ser sumiso sobre todo con las
normas de la Iglesia, para así poder manejar a los fieles a su antojo. Pero
bondad y sumisión son cosas totalmente distintas…”.
Ante todo esto, y con independencia de la dificultad que
entraña el verificar todas las hipótesis de la vida de Jesús, cada individuo,
dentro del libre albedrío, puede quedarse con la opción que encuentre más
coherente y acorde a sus propias reflexiones, en pos de una vida más honesta y
sincera.