"Sed fugit interea fugit irreparabile tempus,
singula dum capti
circumvectamur amore"
Virgilio
La finca
Lo peor de los finales no suelen ser ellos mismos, sino su
anticipación. La conciencia de que el tiempo se desliza imperturbable
como agua entre los dedos. Entonces surge la instantánea, el discreto
click que por un extraño sortilegio materializa recuerdos para que
podamos acariciarlos cuando se hayan desvanecido de la memoria de
quienes los compartieron con nosotros. Entonces aparecen las ventanas
a través de las que acceder a momentos que nos pertenecieron y a los
que pertenecimos, tal vez mejores; quizás simplemente endulzados por
las mentiras de nuestra memoria.
La finca es el canto del cisne de una etapa, un homenaje y un
exorcismo. Un paraje mítico y entrañable, inquietante y nostálgico, al
que regresar para reencontrarse con las versiones pasadas de uno mismo
y de sus seres queridos. Imágenes contradictoriamente inmóviles para
inmortalizar lo pasajero, cuya belleza reside en la intuición de los
instantes felices que las inspiraron. Una despedida emocionada y
agradecida en donde, a pesar de todo, la esperanza late dentro de
frágiles cascarones moteados.
Texto: Monserrat Pis Marcos
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Sección: 26 Domingos de Fotografía SCAN