Revista Arte
Jesús marchamalo, pessoa, gafas y pajarita (ilustrado por antonio santos): un certero retrato que nos sitúa tras la sombra de la leyenda
Por Asilgab @asilgabCaminar elevado unos centímetros del suelo, con esa facilidad que le llevaba a ser casi una sombra de sí mismo. Caminar sin dejar huella, y hacerlo en ese pretendido anonimato por las calles de La Baixa, El Chiado o el Barrio Alto. La vida de Pessoa transcurrió, en su mayor parte, en apenas un kilómetro cuadrado de su amada Olissippo, lo que no fue óbice para que sus sueños no conocieran límites ni fronteras. Ágil, dispuesto y sociable con sus amigos, tal y como ayer —en la presentación de este entrañable y único libro— su autor, Jesús Marchamalo, nos expuso cuando abordó la intensa vida social del poeta portugués, lo que nos llevó a alejarnos, tan siquiera por un momento, de ese pesimismo oscuro y casi dramático de sus composiciones literarias —véase si no, su celebérrimo Libro del desasosiego—. A lo que habría que añadir, que una de las características de las presentaciones de los libros de Marchamalo es que siempre arrojan mucha luz sobre aquello que escribe, y ayer no fue una excepción. Ese poder de la palabra oral, curtida en sus ya muchos años de periodista —sobre todo radiofónico—, es único y magistral, pues moldea las palabras hasta mostrarlas llenas de luz; una luz que, en el caso de este libro, se transforman en palabras escritas que nos proporcionan un certero retrato que nos sitúan tras la sombra de la leyenda, porque Pessoa, al menos para los portugueses, es eso, sino más. Junto a la famosa cantante de fados y actriz portuguesa Amália Rodrigues, Pessoa es el símbolo nacional por excelencia, y si no dan crédito a esta afirmación, solo haría falta que se paseasen por las calles de Lisboa para ver que están plagadas de carteles, camisetas, postales, fotografías, anuncios y souvenirs con la imágenes de este mago de la palabra, que no quiso ser conocido más que por aquellos que él consideraba como iguales a la hora de compartir y discutir sobre política, acontecimientos cotidianos e ideas. Asomarse a Pessoa es hacerlo a uno de los balcones del Gran Cañón del Colorado, o más bien, a uno de los acantilados del Cabo de San Vicente en el sur de Portugal, pues la dimensión de su vida y su obra son infinitas. De ahí que, una vez más, Jesús Marchamalo borde el estilo narrativo a la hora de presentarnos de una forma sencilla, pero intensa y profunda a la vez, la figura y el semblante de un escritor que no tuvo suficiente con su voz, de ahí que se tuviera que inventar cerca de ciento cincuenta heterónimos; voces muchas de ellas con biografía y vida propias, lo que les llevaban a ser más que una mera anécdota literaria. En este sentido, apenas media docena de anécdotas, le sirven a Marchamalo para dejar constancia de su fuerza narrativa a la hora de describir y forjar la semblanza de un mito —la historia de la Coca-Cola es sencillamente genial—, que a medida que salen más papeles de su famoso arcón o baúl, abarca más facetas literarias, ya sean por las cartas de amor que le escribió a su amada Ophelia Queiroz, o por el reciente descubrimiento de su faceta como escritor de novela negra. De ahí, que la precisión y la belleza del texto —plagado de precisos y preciosos adjetivos—, con las que el autor de este librito nos dibuja a Pessoa, sea digno de encomio.Sin embargo, Pessoa, gafas y pajaritano es solo el verbo y palabra, pues el libro tiene el apoyo, la sugerencia, el matiz, la extensión…, de unas magníficas ilustraciones —por otra parte como siempre— de Antonio Santos. Sus dibujos en blanco y negro son el apéndice perfecto que te permiten cerrar ese círculo que forja nuestra imaginación con las palabras de Marchamalo. Sin duda, Nórdica ha encontrado en ambos el tándem perfecto para dar luz a estos retratos magistrales de escritores universales que, por lo dicho ayer, ya tiene autor y nombre para el siguiente número de esta colección —tal y como ayer fue bautizada por el propio Marchamaloen la librería Rafael Alberti—. En este caso y, por aclamación popular, el siguiente número será el de una escritora, la primera de la colección —después de Baroja, Kafka y Pessoa—, y llevará el nombre de la danesa Karen Blixen, más conocida por su pseudónimo literario, Isak Dinesen, que empleó cuando publicó su famoso libro Memorias de África.
Ayer, tan solo dos días después del ochenta aniversario de la muerte de Pessoa, pudimos comprobar que, el mito de la vida y la obra del portugués, sigue en alza y más vivo que nunca, quizá, porque tampoco nunca nos cansamos de descubrir nuevos matices y facetas de su leyenda que, como una sombra, se nos escapa de las manos cada vez que intentamos atraparla.
Ángel Silvelo Gabriel
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