
Virginia Woolf, Las olases una vida en sí misma, pero también, una vida en muchas otras y a la inversa, pues todas ellas confluyen en el alma trabajosa y atormentada de uno de los mitos de la literatura. Un mito que expresó sus miedos y su libertad cuando decidió poner fin a su vida: «¡Contra ti me lanzaré, entera, invicta, oh muerte!». Un extraordinario epitafio que fue esculpido en una placa que, a su vez, fue depositada entre dos olmos. En su sombra esa Ofelia trágica paró su reloj a las doce y cuarto del día en el que decidió marchar sola en busca del rugir de las olas que la mecieran y acompañaran en el letargo del sueño eterno. Un sueño eterno que nos retrotrae hasta su recuerdo. Un recuerdo que siempre irá acompañado de su familia, los amigos, la literatura y… las olas.
Ángel Silvelo Gabriel.