Revista Cine

Jimmy’s hall

Publicado el 16 noviembre 2014 por Apetececine

Por Dani Arrébola

Personajes sin alma en acartonadas praderas irlandesas

Ken Loach es todo un veterano -¡Veteranísimo!- en esto del séptimo arte. A lo largo de toda su carrera, que ya abarca unas cuantas décadas, el realizador británico ha filmado un cine con amplio calado político de forma recurrente. Una obra de implicación política en la que Loach suele denunciar aquellas injusticias a las que se han ido sometiendo los trabajadores oprimidos por la burguesía y alta alcurnia en la sociedad británica. Una materia prima que bien le valió al director su merecida Palma de Oro en Cannes por El viento que agita la cebada (2006), esa cinta tan lograda como seca y dura, que latía en pleno conflicto irlandés a principios de los años 20, y que también se enmarcaba prácticamente en el mismo contexto en el que se sitúa esta última cinta que estrena: Jimmy’s Hall

JIMMY’S HALL
A diferencia de El viento que agita la cebada, esta película se centra inmediatamente después de la Guerra de la independencia sobre los británicos, exactamente en la tensión surgida a raíz de los conflictos que surgieron entre los propios irlandeses. Jimmy’s Hall cuenta la historia real de James Gralton (Barry Ward), un activista y líder comunista irlandés, célebre por convertirse en el único habitante de su país deportado de la República de Irlanda.

La película parece disponer de su propio oxígeno, no obstante la duda es recurrente tratándose de ser quien se trata el que está detrás de la cámara: ¿Por qué se empeña el señor Loach en acartonar no sólo a las verdes praderas irlandesas sino a todos los personajes, que parecen sumamente condenados y forzados a llenar la pantalla? Con este material -de sobras elástico- y sobre todo con las previas referencias sobre su obra, es lícito afirmar que Loach desaprovecha aquí y desafinando por completo todo un buen instrumento con el que partía de entrada. El propio salón de Jimmy, que da vida al título de la película, no es más que la prueba definitiva que estamos ante una obra desganada en el momento en que los personajes emplazados por allí (y en especial un flojísimo Barry Ward) bailan y cantan temas de folclore irlandés con más pachorra que brillo aparente.

JIMMY’S HALL
Pese a darle varios miles de votos de confianza nada mejora con el paso de los minutos cuando adviertes los abortos prematuros de todos aquellos temas que quería tocar la película: la elegía y recuerdo a Gralton, la injusticia, la opresión, la unión o la virtud del aprendizaje folclórico, -pasando por una subtrama amorosa que no es capaz ni de encender la primera chispa del mechero. Unos asuntos en la trama que no están, ni de lejos, bien pasados por el horno para lograr el aprobado en el palpo gustativo de un espectador que difícilmente se conmoverá con los abusos y atropellos a los que se ven sometidos Gralton y los suyos  por parte de los puritanos y católicos irlandeses.

No es desechable, porque todo lo que propone Loach puede “colarse” como interesante de ver, pero Jimmy’s Hall sería mi última opción a recomendar a un espectador que quiera entender aquellas históricas tensiones irlandesas o entretenerse cien minutos evitando bostezos. Para ese propósito, es mejor leer cualquier biografía de Gralton.

Puntuación Ránking Apetece Cine: 3,9 


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