El hombre, merced a su don técnico,
hace que se encuentre siempre en su derredor
lo que ha menester -crea, pues, una
circunstancia nueva más favorable, segrega, por decirlo así,
una sobrenaturaleza adaptando la naturaleza
a sus necesidades
José Ortega y Gasset
Ortega y Gasset decía que la técnica es intrínseca al hombre y no podemos deslindarnos de la manera en que nos acercamos y modificamos el mundo con artefactos a nuestra conveniencia para obtener lo más posible con el menor esfuerzo. Para el filósofo español, la técnica es la adaptación del medio al sujeto; el hombre no se adapta al entorno, se confronta con él y lo transforma, creando una “sobrenaturaleza”. Así, la técnica no sólo satisface las necesidades sino que, en mayor medida, le proporciona situaciones innecesarias.
El hombre necesita ver y conocer. Por eso, la oscuridad le aterra, le desconcierta y necesita transformar la noche en día mediante la luz artificial. Se produce entonces la abolición de la oscuridad y cada atardecer empieza una batalla entre lo natural y lo artificial, entre el hombre y la naturaleza. Y surgen así escenarios inventados, imaginarios, en los que la realidad queda “toxificada” pues la luz , como elemento artificial, nos habla de lo que parece ser pero no es.
El objetivo de este trabajo es mostrar ese mundo irreal, esa “sobrenaturaleza” que el hombre “deseante y carnal” ha creado. Se pretende captar lugares donde lo natural y lo artificial se siguen sin ruptura, donde una aparente naturaleza da paso a través de la cámara a telones de fondo, escenarios opacos que desvelan la artificiosidad. Mostrar cómo las luces artificiales iluminan la escena de manera tan sutil que resulta inquietante. Todo esta controlado, todo es en función del hombre.
Textos: Joana E. Sendra Alemany