John Barry: El gran descriptor.Capítulo 2: Años 80 y 90: Paisajes para la eternidad.
La Década de los 80 comienza con Rescaten el Titanic donde Barry mantiene el suspense de la trama a través de una cuidada instrumentación. Fuego en el Cuerpo y Llamada Mortal le permiten experimentar con tempos de tensión contenida y coquetear con el erotismo. En Cotton Club nos propone una vuelta a los años 40 a través de orquestación claramente inspirada con gran acierto en los ritmos de la época.
En estos años sería imposible no mencionar Memorias de África, donde el compositor británico se reencuentra con paisajes amplios y onhíricos y naturaleza salvaje. Melodías de tempo relajado y amplio se convirtieron en el referente para el gran público de una de las más bellas historias de amor jamás filmadas y le valieron un nuevo Óscar.
Peggy Sue se Casó puede ser considerado uno de sus trabajos más humildes en cuanto a repercusión de la obra y es que, si algo ha caracterizado la trayectoria de John Barry, ha sido la variedad de proyectos en que ha participado. Sin ir más lejos en El Chico de Oro el compositor británico demuestra más inspiración a la hora de interpretar el guión que el propio director de la película.
Durante esta década su relación la franquicia Bond se vuelve más esporádica en un intento de los productores por revitalizarla tras el lógico desgaste de décadas de Vodka Martini agitado, nunca revuelto. Aún así encontramos a Barry en los scores de Octopussy, Panorama para Matar y 007: Alta Tensión.
Los 90 comienzan de manera inmejorable con el que sería su último Oscar por el impresionante trabajo compositivo en Bailando con Lobos. Una vez más John Barry nos describe historias de almas solitarias perdidas en la inmensidad de parajes tan bellos como inhóspitos. Las melodías se tornan ahora majestuosas ahora quebradas, ahora inocentes ahora desgarradas en pos de una historia que forma parte de la historia imperecedera del cine.
Trabajos más modestos durante esta década como los scores Una Proposición Indecente, El Especialista, el Hombre que Vino del Mar y Al Rojo Vivo nos muestran a un Barry fiel a su estilo demostrando que su versatilidad para adaptarse a todo tipo de estilos no hace más que mejorar con los años.
Enigma, en 2001, fue el último trabajo de John Barry para el cine. Actualmente vivía en los Estados Unidos disfrutando de una vida familiar apartada de los focos y de los estudios de grabación.
No resulta difícil imaginar a John Barry recorriendo los paisajes inmensos y solitarios pero rebosantes de vitalidad que describió con maestría, ni en la barra de un opulento y exclusivo club compartiendo su bebida favorita con agentes secretos, mujeres de pecado y villanos mundiales.
Leer primera parte: John Barry: El gran descriptor. Capítulo 1: Su nombre es Barry, John Barry. Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.
Revista Cine
John Barry: El gran descriptor. Capítulo 2: Años 80 y 90: Paisajes para la eternidad
Publicado el 21 febrero 2011 por DavicineSus últimos artículos
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