De izq. a dcha., Marvin, Boorman y Mifune.
El director británico John Boorman, realizó su particular debut con la película policiaca
A Quemarropa (1967), un thriller protagonizado por Lee Marvin, un tipo duro bien curtidito en estas lides, en el que se entremezclan acción, erotismo y violencia, características que, por otra parte, se darían con frecuencia a lo largo de su filmografía. Su segunda colaboración con Marvin,
Infierno en el pacífico (1968), sirvió para enfrentar, en un excelente duelo interpretativo, a éste con Toshiro Mifune, dos soldados, uno norteamericano y otro japonés que, tras un combate naval durante la Segunda Guerra Mundial, naufragan en una isla desierta, obligándoles a una dura y violenta
convivencia entre enemigos irreconciliables.Con
Deliverance (1972) firmó su cuarto trabajo, una cruda fábula ecologista en la que exponía a un sorprendente Burt Reynolds y a un jovencito "padrísimo" de la Jolie, Jon Voight, a los peligros más salvajes de la naturaleza, haciéndoles añorar las comodidades de la civilización. En 1981 estrenó su versión sobre las leyendas artúricas,
Excalibur, para sus seguidores la película más fiel y de mayor calidad sobre la Materia de Bretaña hecha hasta la fecha, sin embargo, pienso que ha envejecido mal, con una estética ochentera a la que no ayuda una fotografía algo neblinosa, un vestuario repleto de armaduras relucientes y algunos personajes poco acertados, como Merlín, más cercano a
Tino Casal que a la figura típica de un druida celta del siglo VI.Unos años más tarde, volvió a sorprender con
El General (1998), que narra la historia de Martin Cahill, un mafioso irlandés bien interpretado por Brendan Gleeson, quién se enriqueció y se estuvo riendo del gobierno y del IRA durante la década de los ochenta.A día de hoy, son dieciséis las películas firmadas bajo su nombre, un director que destaca por sacar partido de ideas aparentemente simples, películas en las que una mera sinopsis quizás no nos diga nada, pero que acaban convirtiéndose en productos de buena factura con un sello muy personal, aderezados, a veces, con ciertas dosis de violencia y que, a pesar de algún que otro traspiés, intentará sacar a relucir su talento en su próximo proyecto, la adaptación de la novela de
Marguerite Yourcenar Memorias de Adriano.