
Como muestra de todo lo expuesto, este fragmento final de Oda al otoño, la última oda que escribió en septiembre de 1819, y que está considerada como una de las piezas líricas más importantes de la poesía inglesa de todos los tiempos, como también nos apunta Alejandro Valero en John Keats, Odas y sonetos, un viaje a través del proceso poético del poeta inglés, al que podríamos subtitular como: el debate poético entre realidad y deseo, vida y muerte, vigilia y sueño.
III
¿En dónde están los cantos de Primavera? ¡Ay! ¿Dónde?
No pienses más en ellos, tú ya tienes tu música,
cuando cirros florecen el día moribundo
y tiñen de violeta los campos de rastrojos;
y en coro plañidero se quejan los mosquitos
en los sauces del río, alzándose o hundiéndose
al ritmo en que la brisa se aviva o se consume;
y balan los corderos con fuerza en las colinas,
canta el grillo en el seto, y con agudo trino
el petirrojo silba desde el rincón del huerto;
y en el cielo reunidas gorjean golondrinas.
(John Keats, fragmento de Oda al otoño)
Ángel Silvelo Gabriel.