Hola Graminoleños.
Nos aprestamos hoy a rematar la faena que iniciábamos hace unos días con la publicación en “La Graminola” del primer capítulo dedicado a la figura de ese genial artista que fue John Lennon. Lo dejábamos justo cuando atravesaba el momento más delicado de su carrera, con la inspiración un tanto perdida y separado de Yoko Ono. Pero como cualquier gran artista que se precie, su renacimiento no iba a tardar en producirse.
Tras la decepción que habían supuesto sus dos últimos discos e inmerso en una situación anímica no demasiado buena, Lennon decidiría dar un paso adelante y reaccionar. Para ello contaría con la ayuda de un viejo amigo como Ringo Starr y con la de otro de los grandes artistas británicos, el mismísimo Elton John.
De esta manera, en el año 1974 vería la luz “Walls and Bridges” el álbum con el que iba a recuperar el tiempo perdido y regresar a la senda que nunca debió abandonar, la del éxito. Apenas unos meses después de su momento más delicado había sabido rectificar y ofrecer un disco notable y contundente.
En un primer momento su intención fue la de confeccionar un disco totalmente acústico en el que la melancolía y la sensibilidad fuesen las notas predominantes, pero la inestimable participación de Elton John le darían ese toque personal suyo tan característico con el que el sonido de su piano dejaría canciones muy destacadas.
Esta colaboración llegaría a su momento más álgido con el tema “Whatever Gets You Thru the Night”, el primer sencillo del disco en aparecer y en el que Elton deja su impronta con las teclas de su piano y su voz haciendo coros. Una auténtica delicia para escuchar una y otra vez.
Lo más curioso de esta canción es que se trata del único sencillo que Lennon vería llegar al número uno de las listas tanto británicas como estadounidenses. Años después llegaría alguno más pero ya a título póstumo, toda vez que se colocarían en lo más alto una vez producido su fallecimiento.
El éxito del álbum en los Estados Unidos fue total, llegando de manera inmediata al número uno, logrando un éxito ligeramente inferior en el Reino Unido y el resto de Europa. De cualquier forma se trataba del retorno a la buena música, a las canciones imaginativas y al Lennon que siempre habíamos conocido. De hecho, muchos lo consideran como el mejor disco que cualquiera de los miembros de The Beatles haya publicado en solitario.
Ciertamente, escuchando canciones como “#9 Dream” no es de extrañar que muchos piensen de esta manera. Esta es una de mis canciones favoritas.
Una de las caracerísticas más marcadas de este disco es su originalidad. Y es que en esta ocasión Lennon se atreve con cosas que nunca antes había hecho, algunas de las cuales son exclusivas de este álbum.
Lo más original de todo el disco es que por primera y única vez en su carrera incluiría un tema totalmente instrumental en uno de sus trabajos. Se trata de “Beef Jerky” y lo cierto es que además de único es muy bueno.
El sentimentalismo también rodea a la mayoría de las canciones del disco, llegando a su momento culminante con una de ellas, en la que cuenta con una colaboración muy especial en forma de un jovencísimo batería de solamente once años.
La canción en cuestión lleva el título de “Ya Ya” y el joven batería no es otro que su hijo Julian, que años después inicaría una efímera carrera como cantante sin llegar a tener demasiado éxito, como ya hemos visto en uno de los últimos artículos de “La Graminola”. Esta canción no es otra cosa que una versión del clásico de Lee Dorsey, un tema que inicialmente fue compuesto como una canción infantil y que terminaría convirtiéndose en uno de los temás más emblemáticos de los 60.
Una vez recuperado el equilibrio personal y el nivel creativo, era cuestión de tiempo que su reconciliación con Yoko se produjese. Así las cosas, en el año 1975 ambos reconducirían y recomenzarían su relación sentimental, algo que iba a resultar fundamental una vez más en el futuro de su carrera.
En ese momento, Lennon advertiría que estaba un tanto cansado de su frenética actividad. Uno de los principales motivos de su salida de The Beatles había sido precisamente el desborde que suponía el ritmo que llevaba el grupo y el exceso de popularidad, algo que no había conseguido hacer desaparecer totalmente al iniciar su carrera en solitario. Por este motivo comentaría que tenía la intención de tomarse un periodo de descanso.
Pero antes de eso, en el año 1975 publicaría un nuevo disco obligado por un proceso judicial que le obligaba a ello. Llevaría el título de “Rock ‘N’ Roll” y sería el único trabajo de su carrera compuesto íntegramente de versiones de canciones de otros artistas.
La historia de la publicación de este disco es la siguiente. Uno de los clásicos de The Beatles compuesto por Lennon, “Come Together”, incluía en su letra algunas partes que se correspondían con el éxito de Chuck Berry “You Can’t Catch Me”, por lo que el dueño del catálogo de las canciones de éste último, Morris Levy, denunció en su momento a Lennon reclamando derechos de autor. Tras el consiguiente proceso judicial, el de Liverpool se vería obligado a publicar un disco que contuviese, al menos, tres canciones de ese catálogo y pagar la parte correspondiente a Levy. De esta manera nacería “Rock ‘N’ Roll”.
El disco recibiría unas críticas no demasiado buenas, ya que se consideraría como una especie de compromiso de obligado cumplimiento en el que Lennon no pondría demasiado empeño. Pese a ello, una de las versiones que en él aparecen se convertiría de inmediato en otro de sus clásicos. Estoy hablando de la maravillosa “Stand By Me” del no menos maravilloso Ben E. King.
Aunque las críticas no fueran demasiado elogiosas, sus fans sí que respaldarían el disco ya que sus ventas serían más que considerables. La verdad es que cualquiera de las canciones en él incluidas son ya de por sí sinónimo de calidad e interpretadas a su manera obtienen un toque original e intransferible.
De todas las canciones versionadas yo me quedaría con “Be-Bop-A-Lula de Gene Vincent. Sin duda alguna es la que mejor encaja en la manera de hacer música y de cantar de Lennon.
A partir de este momento, y con motivo de su hijo Shean, Lennon se retiraría de la escena musical para dedicarse por entero a su familia durante un periodo que duraría casi cinco años. Únicamente rompería este aislamiento la publicación por obligación contractual con su discográfica de un recopilatorio que llevaría el título de “Shaved Fish” y en el que se incluirían por primera vez los sencillos que fue publicando en sus inicios como solista y que no habían aparecido hasta este momento en ningún álbum.
Quien más y quien menos daba por hecho que Lennon ya no iba a volver a la actualidad musical. Habían transcurrido cinco años durante los cuales no solamente no había publicado ningún nuevo disco sino que no había tenido ningún tipo de actividad. Daba la impresión de que el retiro era ya definitivo. Clara equivocación.
La agradable sorpresa iba a llegar en el mes de octubre del año 1980 cuando aparecería casi por sorpresa su primer sencillo en un lustro. Estaba claro que los aficionados a la música echaban de menos sus composiciones, porque nada más publicarse “Just Like (Starting Over)” se convertiría en uno de los acontecimientos musicales del año colocándose en el top 3 de las listas norteamericanas y británicas.
Estamos ante el sencillo de más éxito de toda su carrera, una canción espectacular, con un inicio calmado en el que no se escucha más que la voz de Lennon para dar paso a una melodía dulce e hipnótica y un sonido maravilloso. Supongo que no os extrañará si os digo que es mi canción preferida de Lennon.
Apenas un mes después aparecería en el mercado su nuevo larga duración, el cual contendría el sencillo que acabamos de saborear, al contrario de lo que había sucedido a lo largo de su carrera en la que no solía incluir en sus álbumes los sencillos previos que iba publicando. El disco en cuestión llevaría el título de “Double Fantasy” e iba a significar su retorno al estrellato, aupándose de inmediato al número uno de las listas de éxitos de todo el mundo.
Su retorno sería a lo grande y su estado anímico y sentimental se hacía palpable en todas y cada una de las canciones que se incluyeron en el disco. Daba la impresión de que por fin había encontrado ese equilibrio que tanto tiempo llevaba persiguiendo.
Su relación con Yoko había recobrado la complicidad y la magia que tuvo en sus comienzos lo que se reflejaba en el nuevo disco que estaba compuesto por canciones repartidas a partes iguales por ambos, es decir, la mitad compuesta e interpretada por Lennon y la otra mitad compuesta e interpretada por Yoko.
Los que le conocían afirmaban que estábamos ante un nuevo Lennon, maduro, creativo, optimista, vital. Sin embargo el destino le tenía jugada una mala y cruel pasada. El día 8 de diciembre de 1980, Mark David Chapman, un individuo obsesionado con su figura, dispararía hasta cinco veces sobre él a quemarropa cuasándole heridas mortales de necesidad. Apenas veinte minutos después saltaba la noticia. John Lennon había fallecido asesinado.
La conmoción fue total. Justo cuando atravesaba uno de los mejores momentos de su vida, un loco se llevaba por delante su vida. El mito Lennon había nacido. Quizás sea una afirmación demasiado exagerada, pero en mi modesto entender la música ya nunca sería como antes. Recuerdo que cuando se produjo el suceso yo contaba con solamente 15 años pero ya estaba atrapado por el mundo de la música. Cuando llegué del colegio, mi madre me contó la noticia y recuerdo como si fuera hoy que me invadió una pena tremenda.
Pero como suele decirse en estos casos “la vida sigue”. Y la vida siguió con la publicación del que iba a ser su primer sencillo póstumo. Una maravillosa canción dedicada a las mujeres titulada “Woman”.
Si el disco en sí ya había logrado un buen éxito y bastante relevancia, con la trágica desaparición de Lennon lograría un impulso definitivo, logrando unas ventas descomunales y convirtiéndose en un disco de obligada escucha. Era la última ocasión que íbamos a tener de escuchar canciones nuevas de su cosecha, aunque como veremos a continuación no sería así realmente.
Todavía vería la luz un tercer sencillo, titulado “Wathching the Wheels”, pero obtendría menor relevancia que los dos precedentes, ya que el público se volcaría más en el álbum al completo que en alguna de sus canciones por separado.
Todo parecía indicar que éste sería el último disco que contendría temas nuevos de Lennon. Sin embargo la realidad sería muy distinta. Durante el largo periodo en el que se tomo un descanso para dedicarse a su familia, él y Yoko compusieron bastantes nuevas canciones, por lo que habría material suficiente para publicar un último trabajo a título póstumo.
Para que esto sucediera solamente faltaba que Yoko encontrara el momento preciso en el que la publicación del disco no la atormentara, por lo que habría que esperar casi cuatro años para que “Milk & Honey” viera la luz.
Este último trabajo es continuista en su totalidad con “Double Fantasy”, tanto en el estilo de sus canciones como en el reparto de las mismas, ya que de nuevo Lennon y Yoko cobran protagonismo compositor a partes iguales. Sé lo que estaréis pensando, esa era la única manera de que alguien comprase un disco de Yoko Ono y si me preguntáis a mí os diré que la respuesta es … evidentemente “sí”.
El éxito del disco sería algo menor que el de el anterior, ya que después de cuatro años de su muerte los ánimos se habían enfriado un tanto. Además, realmente comprabas medio disco porque sinceramente la mitad de las canciones interpretadas por Yoko eran … digamos que un tanto flojas siendo bastante educados.
La que no sería floja ni mucho menos sería la canción editada como primer sencillo. Se trata de “Nobody Told Me” y se convertiría en la que mayor éxito cosecharía.
Esta canción, como el resto de las que integran el disco, fue compuesta antes del fallecimiento de Lennon y en un prinicipio su destino era el de un disco de su gran amigo Ringo Starr. Sin embargo, el asesinato de Lennon provocaría que en un principio la canción quedara aparcada y fuera recuperada por Yoko para la causa cuatro años después. Sabia decisión.
Las canciones interpretadas por Lennon en este disco no es que sean las mejores de su carrera ni obras maestras, pero en definitiva se trata de buena música. Si he de quedarme con una “I’m Stepping Out” sería la elegida.
Todavía se publicaría un tercer sencillo de este disco, aunque sería la canción que menos relevancia tendría de las tres. Se trata de una canción con una pequeña influencia de estilo “reggae” que nos dejaría cuanto menos un tema bastante original.
Se trata de “Borrowed Time” y aunque no es que sea una genialidad de canción pasa por ser el último sencillo de Lennon que vería la luz, algo que queramos o no la hace única.
Mucho se ha especulado siempre sobre si Yoko tiene en su poder material inédito de Lennon que nunca ha llegado a publicar. Mujer peculiar donde las haya es muy posible que efectivamente existan esas canciones ocultas que quiere guardar para su intimidad. De cualquier modo, lo que está claro es que nos encontramos ante un auténtico mito de la historia de la música. Y es que podrá haber artistas tan grandes como él o incluso mejores, pero como él, exactamente como él solamente hay uno: John Lennon.
Hasta la próxima, Graminoleños.
JUAN JOSÉ GOMARIZ