Revista Opinión

John Locke NO era liberal

Publicado el 30 junio 2015 por Liberal

Para los que se hacen llamar “liberales clásicos” o sencillamente “liberales” en el caso español (en realidad libegales o libertarianos), una de las fuentes de inspiración más importantes (si son gente más o menos seria y no los fanáticos descerebrados dogmáticos seguidores de Murray Rothbard y Von Mises) los documentos más importantes para el liberalismo son los tratados de Locke sobre el gobierno limitado y la tolerancia sobre las distintas confesiones religiosas cristianas.

Para los que sí de verdad leen el “Tratado”, hay bastantes párrafos poco atractivos en los que Locke justifica la esclavitud (aplicado a los capturados en guerras) y niega que su teoría acerca de la propiedad privada sea aplicable a sociedades de cazadores como los indios nativos americanos. Pero esos detalles son simplemente unos apuntes que comparto con los lectores porque sé que estáis comprometidos con la igualdad y un cambio de régimen, no porque sean centrales al argumento aquí.

Si consideramos su propia vida y su impacto histórico, sin embargo, Locke debe ser considerado más bien un filósofo americano a pesar de que nunca cruzó el Atlántico. Creo que va siendo hora de prestar atención a los detalles menos conocidos de su filosofía para poder desarrollar un entendimiento radicalmente distinto al que tantas veces vemos en círculos supuestamente liberales pero tremendamente desinformados (si hay buena fe) o en el caso mayoritario, defienden a Locke porque no son liberales realmente sino ultraconservadores.

Siendo las cosas como son, cuando Locke escribió sobre la esclavitud y las condiciones en las que adquirir propiedad en tierras era permisible, las condiciones en América eran mucho más relevantes si comparamos con la situación en Inglaterra donde no se conocía la esclavitud de cautiverio en tierra doméstica y donde la adquisición originaria de tierra era una ficción, un mito.

Tiene fama de defender los “derechos a la propiedad privada” y la “libertad personal”. Ha sido acusado de hipocresía por su papel a la hora de beneficiar y promover la esclavitud y la expropiación de tierras indígenas, acciones que parecen contradecir su postura filosófica. Eso es ser demasiado caritativo con Locke.

Las contradicciones verdaderas las encontramos en sus escritos filosóficos. Éstas está diseñadas para encajar con sus ideas políticas tanto en Inglaterra, donde apoyaba la resistencia contra las pretensiones absolutistas del rey papista católico tirano liberticida Jacobo II a la vez que apoyaba una clase dirigente esclavista en América.

Un buen ejemplo de esta “flexibilidad” de Locke la podemos encontrar en sus cartas acerca de tolerar las confesiones cristianas. A pesar de que su argumento por la toleración es general, Locke consigue encontrar razones para excluir a ateos y católicos. Pero en ese sentido también voy a decir que es justificable dado el contexto de la Inglaterra del siglo XVII: en aquella época, los católicos realmente eran leales al Vaticano y si elegían defender su fe, atacaban la libertad directamente. Eran como los ejemplos contemporáneos de fascistas y otros indeseables que no aceptan las reglas del juego en democracia y pretenden destruírla desde dentro. Es comprensible, pues, que la toleración de Locke solo fuera aplicable a disidentes protestantes contra la Iglesia de Inglaterra. De hecho, este también era el grupo al que pertenecía Locke.

Su teoría de la propiedad es igualmente interesada. Lo cierto es que los derechos a la propiedad NO pueden haber sido adquiridos en la forma que explica Locke. Como bien objetó el gran pensador liberal HUME en su momento: “HUME – “Sin embargo, la razón nos dice que no hay ninguna relación de propiedad en los objetos duraderos, como las tierras o las casas, cuando se examina cuidadosamente su paso de mano en mano, sino que en algún momento esa propiedad ha tenido que basarse en el FRAUDE Y LA INJUSTICIA” (énfasis mío).

Locke era un capitalista y un accionista en las empresas americanas – empresas esclavistas como la famosa de los “aventureros” de Bahamas. Locke sabía perfectamente cuáles eran los hechos. De hecho, en el propio tratado cita a contactos americanos que le aportaron toda esa información sobre el esclavismo y demás injusticias.

Su defensa real es que no importa realmente lo de la tierra. Locke dice que si no tierra cultivada, no tiene ningún valor. Todo el valor, dice, emana de los esfuerzos de los granjeros que mejoran la tierra. Como Dios nos dio la tierra para mejorarla, cultivarla, solo pertenece a quienes la cultivan.

Este razonamiento es exáctamente el mismo que utilizó el Tribunal Supremo americano en Kelo v. City of New London. La señora Kelo y sus vecinos efectivamente estaban ocupando la tierra en cuestión, pero, el tribunal máximo de USA concluyó que no eran capaces y/o no tenían la voluntad para cultivarlo o darle un buen uso. Así pues, la única forma para darle buen uso era la adquisición obligatoria — es decir, la expropiación forzosa por parte de la ciudad.

En realidad, los escritos de Locke fueron ignorados en Inglaterra. Sus principios más bien eran perfectamente convenientes para los esclavistas sureños en América. Por una parte, justificaron así su rebelión contra la corona británica y por otro lado, rechazaron cualquier “interferencia” contra sus “derechos a la propiedad”, incluyendo por supuesto “sus” esclavos africanos. Más allá de eso y peor aún si cabe, Locke realmente fue el obstáculo principal contra la democracia radical que proponían los posibilistas Benjamin Franklin o Thomas Paine.

Las contradicciones inherentes en la postura de Locke fueron señaladas por sus críticos de la época y resumido perfectamente por aquél antiguo “paleocon” Tory el Dr. Samuel Johnson quien dijo “¿Cómo es posible que los que más vociferan por la libertad son los dueños de esclavos”? Aquí. Johnson tuvo una gran relación de amistad con su criado jamaicano, Francis Barber (ex esclavo), lo cual demuestra su carácter honrado.

Y precisamente la idea central de los neolibegales es justamente defender ese mismo fraude e injusticia que condena Hume contra Locke. La fuente principal de inspiración para los neolibegales en su justificación de la propiedad privada llevada a ultranza es LOCKE. Locke realmente era un defensor de la esclavitud y el robo de tierras a personas menos afortunadas. Siendo así, ¿cuáles son las implicaciones para los que aún hoy se hacen llamar “libertarians” y están en Red Liberal, en el Instituto Juan de Mariana, el CATO, y en este foro en algunos casos? Lo cierto es que NO HAY justificación para tratar los derechos a la propiedad como derechos humanos fundamentales, equiparables a la libertad o libertad de expresión. La verdadera tradición liberal no la representa Locke sino JOHN STUART MILL, cuyo compromiso integral con la libertad POLÍTICA era coherente con su aceptación posterior del SOCIALISMO (en un sentido abstracto y refinado, es decir, PROGRESISTA como somos nosotros aquí). No sigas haciéndote llamar liberal si lo que justificas es la propiedad privada a ultranza, las políticas neofinancieras impuestas desde Europa y sus bancos, y la desregulación de los mercados cuyo único objetivo es enriquecer a 4 sinvergüenzas que se ríen de nosotros.

Mill no era perfecto, obviamente. Apoyó muchas masacres del imperio británico y era oficial de la famosa “East India Company”. También es cierto que quería poner límites a las mayorías democráticas. Pero su versión de liberalismo se fue convirtiendo en algo mucho más democrático de manera que la experiencia le demostró que sus miedos sobre el peligro de “mayorías dictatoriales” eran miedos y prejuicios. Lo mismo nos ha ocurrido en este blog: nos hemos ido dando cuenta a la luz de la experiencia histórica y lo que está pasando con la troika en nuestro continente europeo que los banqueros, oligarcas y demás gentuza nos está tomando el pelo para su propio beneficio minoritario. Mientras tanto, el “liberalismo clásico” libegal de Locke se ha endurecido aún más para pasar a convertirse en un dogma más bien PROPIETARIANO y nada liberal.

Como ya reconoció Mill, los mercados y los derechos a la propiedad privada son instituciones justificadas por su utilidad, pero no por ningún derecho humano fundamental. Donde los mercados funcionen bien, los gobiernos no deben interferir. Pero, cuando fracasan como ocurre tantas veces, es perfectamente aceptable MODIFICAR LOS DERECHOS A LA PROPIEDAD PRIVADA y los resultados del mercado o incluso, sustituirlos todo con EL CONTROL PÚBLICO DIRECTO. Dicho de otra forma más vulgar pero no menos efectiva que horrorizará a las damas bienpensantes que a veces pululan este foro: ¡EXPRÓPIESE!

Las ideas dogmáticas que nos machacan desde arriba no cambian rápidamente y Locke seguirá siendo referencia “liberal” para mucha gente durante muchos años más. Aún así, gracias a gente abierta, liberal y progresista como nosotros, el replanteamiento es cada vez más mayor, y el resultado será inevitable también. Locke era un defensor teórico y un participante directo en la esclavitud y el robo a los más vulnerables. Su liberalismo “clásico” no ofrece ninguna garantía de libertad a nadie más allá de los dueños de la propiedad privada capitalista. PONGAMOS FIN A LAS INJUSTICIAS Y DEFENDAMOS EL LIBERALISMO REAL – EL PROGRESO Y LA DEMOCRACIA, por una sociedad más justa.


John Locke NO era liberal

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