Revista Ciencia

John Nash: El genio que venció a su mente

Por Carlos Carlos L, Marco Ortega @carlosmarco22

Nash era conocido popularmente por Una mente maravillosa, protagonizada por Russell Crowe, en la que se narraba la atribulada vida de este verdadero genio de las matemáticas, que cayó en las garras de la esquizofrenia. Su teoría de juegos no cooperativos, que publicó en 1950 y luego se conocería como el equilibrio de Nash, fue una verdadera revolución que como herramienta encontraría aplicaciones en áreas tan diversas como la economía, la política o incluso la biología evolutiva.

Nacido el 13 de junio de 1928 en Bluefield, Virgina (EEUU), Nash fue el hijo de un ingeniero eléctrico y una profesora de escuela. Desde su más tierna infancia, mostró claros signos de poseer un cerebro superdotado. Entre otras proezas, estando todavía en el instituto, probó de manera independiente el teorema clásico de Fermat. Quiso seguir los pasos de su padre matriculándose en el instituto Carnegie de Tecnología, pero la ingeniería resultó no ser tan interesante como las matemáticas para el joven Nash. Se graduó en una época dorada para la ciencia estadounidense y en 1948 entró en Princeton, institución que por aquel entonces albergaba a gigantes de la talla de Einstein o Von Neumann.

Su carrera académica fue meteórica y brillante. Según el matemático y profesor de la Universidad de Málaga, Francisco R. Villatoro, la obra de Nash "se adelanta entre 5 y 10 años al estado de la disciplina en su momento. Supo elegir muy bien qué problemas resolver. Por ello sus soluciones fueron asimiladas muy rápido por sus colegas. En algunos casos, otro llegó a la misma solución independientemente. Pero siempre la demostración de Nash era especial, más fácil, más obvia y en muchos casos la recordamos por encima de la de otros".

El éxito académico y profesional de Nash empezó a desestabilizarse cuando apenas había cumplido 30 años. En aquel momento, lo que hasta entonces habían sido rarezas o incluso excentricidades de la personalidad propia de un genio, revelaron los signos incipientes de la enfermedad mental. Fue ingresado en el hospital McLean, en Boston, y posteriormente sufrió una serie de episodios de paranoia cada vez más grave como consecuencia de la esquizofrenia.

Durante años Nash sobrevivió gracias al apoyo de familia y amigos, viviendo incluso en la casa de su ex mujer. Mientras su trabajo ganaba preeminencia en el mundo académico, él, poco a poco, había desaparecido del mismo. Sin embargo, contra todo pronóstico, el matemático consiguió emerger del pensamiento irracional, "en última instancia, sin otra medicina que los cambios hormonales que trae la edad", como él mismo le dijo al Dr. Harold W. Kuhn, profesor emérito de matemáticas en Princeton, según informó el New York Times. Pero para cuando Nash logró tal proeza mental, su carrera profesional y su vida eran una sombra de lo que fueron en otro tiempo.

El comité de los premios Nobel decidió otorgarle en 1994 y junto a dos economistas, John C. Harsanyi de la Universidad de California en Berkeley, y Reinhard Selten, de la Universidad Rheinische Friedrich-Wilhelms en Bonn, Alemania, el Premio Nobel de Economía.

El doctor y matemático Ángel Sánchez, del grupo interdisciplinar de sistemas complejos de la Universidad Carlos III de Madrid, explica que Nash "introdujo el concepto de equilibrio en la teoría de juegos, dando el paso para que la teoría, introducida por Von Neumann y Morgenstern en 1944, sirviera para intentar predecir qué hace la gente. El equilibrio de Nash corresponde simplemente a una elección de estrategias, una de cada jugador, que es tal que a ningún jugador le interesa cambiar su decisión unilateralmente.

Es decir, si se llega a esa situación lo mejor es mantener lo que se está haciendo, a no ser que se negocie con alguien para cambiarlo". Las aplicaciones de su trabajo han sido esenciales para diversos campos, pero sobre todo de la economía, como recuerda Sánchez: "La contribución de Nash ha sido fundamental para el estudio moderno de la microeconomía, ya que cualquier análisis de una situación se representa como un juego y el primer paso para entenderlo es siempre encontrar sus equilibrios".

Cuatro años después de que recibiera el Nobel, en 1998 la periodista del New York Times Sylvia Nasar escribió Una mente maravillosa, el libro que narraba su lucha contra la esquizofrenia que le catapultó a la fama mundial, sobre todo después de que Ron Howard la adaptara al cine en la película con el mismo título. El Nobel, y posteriormente el libro y la película, fueron esenciales para la vida del matemático, quien confesó al recibir el premio que "tenía 66 años y ya recibía seguridad social, aunque no mucha, tras tantos años de desempleo". Nash había pasado años rondando los pasillos de Princeton en relativo anonimato.

Sergio Verdú, del departamento de matemáticas aplicadas de Princeton, cuenta cómo se sorprendió al averiguar que aquel personaje gris que "a veces leía libros o deambulaba silbando" era el mismísimo John Nash. A pesar de su regreso a la racionalidad, cuenta Verdú, su producción científica nunca sería de la misma talla que su trabajo original. Pero a pesar de ello, su trabajo anterior fue finalmente reconocido por los colegas de la disciplina a la que había dedicado su vida, las matemáticas.

La muerte de este genio se ha producido tras su viaje de regreso desde Noruega, donde acababa de recibir el premio Abel de Matemáticas, el equivalente al Nobel para esta disciplina. Este galardón fue el que finalmente reconocía "su trabajo más profundo e interesante", según Verdú. En el accidente de este sábado, junto a Nash, también murió su mujer, Alicia Nash, quien le había acompañado a recibir el premio a Noruega.

John Forbes Nash, matemático, nació en Bluefield (Virginia Occidental, EEUU) el 13 de junio de 1928 y murió el 23 de mayo de 2015 en Nueva Jersey (EEUU) .

Fuente: LUIS QUEVEDO.

C. Marco


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