Revista Política
Mi inicial intención de presenciar todas y cada una de las obras seleccionadas en el Certamen de Teatro Aficionado de Almansa se vio truncada ayer debido a circunstancias profesionales. No pude acudir a la cita propuesta por Semillas Teatro: Jolanta. Por eso, he de remitirme a los comentarios que he recogido entre aquellos y aquellas que sí tuvieron la fortuna de estar en las butacas del Teatro Regio anoche. Y todos ellos coinciden en una circunstancia: el aplauso final fue el más largo de los otorgados hasta el momento. Alguna razón debe esconderse tras este dato.
La historia de la polaca Irena Sendler, Jolanta, fue la inspiración de esta compañía madrileña. Los más de 2500 niños judíos del Gueto de Varsovia a los que ella salvó sus vidas y sus identidades fueron, desde luego, inspiración suficiente para crear una obra plena de un dramatismo en el que se respira el alivio de un conocido final feliz y heroico. Exenta de cualquier adorno escenográfico, el montaje utiliza luces y sonidos para recrear las escenas que actores, actrices y público comparten en la imaginación. La historia es lo importante y por eso el camino que ha recorrer el mensaje ha de estar completamente despejado.
Siento haberme perdido la representación. Pero, dadas las alabanzas que se me han trasladado, justo es que formen parte de las reseñas redactadas para el Certamen. Enhorabuena, por lo tanto, a Semillas Teatro.