Jorge Pardo durante la entrevista
Un chandal naranja y negro completa la vestimenta con la que nos recibe Jorge Pardo (1955, Madrid). Entramos tras él a la sala grande del LAVA de Valladolid en el que ensayarán el concierto durante más de una hora. Estamos ante el recientemente coronado Mejor Músico de Jazz de Europa por la Académie du Jazz Française que anualmente concede la revista Jazz Magazine. No sorprende que sea el primer español en recibir tal consideración. Con 21 discos, sin contar colaboraciones, la trayectoria de Jorge Pardo tiene un nombre : Jazzflamenco. Hay quien la dividiría en dos, pero precisamente por eso Jorge Pardo es el mejor; porque ha sabido tocar flamenco con el soniquete del jazz. Ahora está de gira presentando su último trabajo: Huellas, donde escuchamos por primera vez a una marimba por bulerías o a un trombón por tangos. Un ejemplo que ilustra la vena inquieta, innovadora y valiente del flautista y saxofonista, que, dueño de su trabajo y tiempo, hace sencillamente, como él reconoce, lo que le da la gana.
Tras el intenso repaso al repertorio que van a tocar en el concierto, nos acomodamos dentro del espacioso lavabo de los camerinos.
Huellas, tu primer disco en el que todas las composiciones son tuyas, está formado por 18 temas. Se nota que tenías ganas de sacar tus composiciones.
En las cosas que hago no hay un propósito determinado. Surgen según salen. Así que no hay una intención de “venga, vamos a sacar un disco”, sino que vi que tenía un montón de temas compuestos y que había cierta línea conductora común. Y ahí es cuando digo, coño, voy a grabar un disco, tengo material suficiente, y me salieron dos discos, porque yo las cosas las hago así. [Risas]
Mucha bulería. Te ha quedado un disco muy alegre.
Pues supongo que sí, es algo que me hace mucha gracia. De repente te das cuenta de que tienes mucha bulería en el repertorio, y que bueno, ¿qué pasa?, ¿por qué no? Si están, bien; están bien, y ya está.
Y con los tiempos que corren un poco de alegría siempre viene bien
Exactamente, sí, sí. También te das cuenta, pensando en los discos que has escuchado a en toda tu vida; que hay muchos discos de swing, con un tema más rápido, otro tema de swing más lento, otro más rápido que el rápido de antes… Y es siempre el mismo ritmo; y si funciona el ritmo, funciona
Ya que mencionas el swing, en Huellas te has acompañado de un elenco de músicos que dan casi una big band de jazzflamenco.
Tampoco fue una elección nítida. Fue producto de falta de presupuesto. En vez de coger una banda, y haber pagado a la banda, haber ensayado, hecho las grabaciones en estudio… Pues tuve que recurrir a la fórmula de: oye, ¿qué haces esta tarde? Ah, pues nada. Vente a grabar un bajo para mi disco. Ah, pues vale, te lo cambio por un solo de saxo en tu próximo disco
Un trueque
Eso es
El concepto de jazz es tan poderoso. Se ha institucionalizado como un sello […] Hay jazz flamenco, o jazz latino… Puedes añadir detrás del término jazz cualquier música autóctona de un sitio.
Jorge Pardo durante el ensayo
Además te fuiste a muchos sitios y muy lejos a grabar el disco
Es que de esa manera te obliga a ir o a cazar al músico en su hábitat natural, o donde le pilles. La ventaja es que ahora con los aparatos que hay en un maletín reducido tienes suficiente calidad para grabar con sonido profesional.
Dices que no has podido pagar a los músicos, pero en Huellas has sumado a 50 músicos y has incluido instrumentos nunca antes escuchados en jazzflamenco: las marimbas, el trombón, el vibráfono, la trompeta de Enriquito…
Bueno, tampoco son decisiones pensadas. No tenía en mente este u otro instrumento. No, te encuentras en el camino músicos que son afines, que su lenguaje es afín al tuyo, que entienden lo que tocas. Cuando digo que entienden, me refiero al lenguaje del flamenco, lógicamente, porque el lenguaje del jazz está más extendido. Entonces, si es un trombonista, pues un trombonista, si es un marimbista, pues un marimbista. Pero luego, sí, la verdad es que ves con un poquito de perspectiva y te das cuenta, por ejemplo, de que la marimba es un instrumento que empasta muy bien con la guitarra flamenca, sobre todo, con el contrabajo también. Si te das cuenta, también hay algo deliberado en el disco; que no hay un solo piano. No hay un pianista, hay de cualquier otro instrumento menos de piano.
La marimba
Exactamente. El color del piano, mejor dicho, la función del piano, está transpuesta para marimba. Así que bueno, insisto, no hay un fin predispuesto, sino que el fin se va moldeando por el camino.
Antes, después del ensayo, charlando con Enrique [trompeta] y Pablo [contrabajo], les pregunté si se sentían como aprendices del maestro, es decir, de ti. ¿Te ves, ya que fuiste el primero con el saxo y la flauta, como el maestro del jazzflamenco para estos jóvenes músicos?
Eso es incuestionable, no admite cuestionamiento [y se ríe entre guasón y serio]. A mí ese concepto de maestro… Siempre he sido demasiado anárquico como para pensar en seguir los pasos de nadie. Tú lo que sí sigues, o por lo menos lo que yo sí he cogido de los maestros, de los grandes maestros con los que he trabajado, no es la música en sí; si es en Si o en Re; por bulería o es un funky. Lo que coges es su actitud en la música y en la vida; de eso sí te empapas. Y espero que si algo dejo en esta nueva generación de músicos, no sea una pincelada musical, sino una historia humana.
Lo que sí sigues de los grandes maestros, no es la música, si es por bulería o es un funky; lo que coges es su actitud en la música y en la vida
Tú vienes de una generación que empezó en Dolores, luego seguiste con el famoso trío junto a Carles Benavent y Tino Di Geraldo. Y ahora, después de varias décadas, hay una nueva generación muy amplia de músicos que están despertando
Sí, obviamente. Pero bueno, quizá para ser justos, justos, tendrían que hablar de Pedro Iturralde que hizo algunos discos, creo que a finales de los 60, de jazz/flamenco o algo así. Y aunque el invento no estaba muy hecho, porque había en efecto una mezcla, no había un entendimiento claro entre ambas músicas. Pero bueno, ahí están esos discos. Y ya mi generación, con Carles, Tino, Rubén Dantas… Somos los que cogemos ese testigo y le damos forma, pero desde el aprendizaje de verdad del flamenco. No desde, yo toco jazz y déjame tocar encima de tu bulería; no, no. Hay que tocar por bulerías, hay que saber tocar por soleá, por tangos… Hay que hacer todo ese camino; un aprendizaje largo porque el flamenco tampoco está escrito o divulgado en escuelas. Es un aprendizaje un poco al margen, con maestros que no tienen escuela propiamente dicha, como en una localidad. Y después de esta generación, viene Chano Domínguez. Hasta, jóvenes de hoy como Enriquito o más jóvenes que andan tocando esta historia.
¿Es la taberna la escuela del flamenco?
Lo es. Digamos que se identifica con eso, y no le falta cierta razón. Pero ojo, porque eso para cierto público puede sonar peyorativo. Como si fuera una música intrascendente, y, cuidado, porque el flamenco es una música muy dura de aprender.
Precisamente en el libreto del disco habéis metido una crónica literaria de un concierto tuyo en un bar de Fuengirola, ¿de dónde sale?
Es un texto que guardaba de un recorte de prensa de un periódico de Fuengirola, pero no hemos sabido el autor del texto. Lo guardé porque me hacía mucha gracia, porque es una crónica de una actuación en una taberna y me pareció muy gracias, y, sin más, por eso la hemos metido.
Ahora tienes tu nueva productora: Cabra Roud
Bueno, es una productora, digamos, de cartón piedra.
¿Se echa de menos Nuevos Medios?
Nuevos medios no funciona desde que se marchó Mario Pacheco
Por eso
En realidad no. A mí me funciona mejor hacerme yo los discos. Lo que pasa, te digo que la productora parece de cartón piedra, en el sentido de que trabajo para mí, solamente para encargos míos. Y no tengo ni de lejos la capacidad de una productora de producir trabajos de otros artistas.
Para músicas poco populares como el flamenco y el jazz, Internet y plataformas como Spotify, ¿son una oportunidad?
Yo creo que sí. Creo que toda esta avalancha de nueva tecnología, tanto a nivel casero como la comunicación a través de Internet, es una herramienta muy útil para todos los artistas. Para pintores, fotógrafos, periodistas… Es una posibilidad de salirte del carril central, digamos, y poder navegar por carreteras secundarias y llegar a más gente. Y a pesar de hay mucho y es difícil a veces encontrar las cosas; pero ahí estás.
Tú que llevas toda tu carrera en la mezcla de jazz y flamenco y has vivido los quebraderos de cabeza por denominar de una manera u otra tu música, ¿no has pensado dar un nombre específico a este jazzflamenco?
Exoflamenco [risas]
Como en la portada del disco
Es inútil, porque el concepto de jazz es tan poderoso. Se ha institucionalizado como un sello, una marca de estética musical, que además tiene sus circuitos comerciales ya hechos. Hay jazz flamenco, o jazz latino, o jazz hindú, o jazz etíope, o jazz tal… Puedes añadir detrás del término jazz cualquier música autóctona de un sitio.
Mi generación, con Carles, Tino, Rubén Dantas… Cogemos ese testigo [jazz/flamenco] y le damos forma. Pero desde el aprendizaje de verdad del flamenco.
Jorge Pardo tocando el saxo tenor en el ensayo junto a “Enriquito”
Pero en esa colocación, cabe pensar que una música tiene más importancia que la otra
Yo siempre pongo el ejemplo de que es curioso cómo funcionamos los humanos. Los músicos, digamos, los más sabios y los menos doctos, también; cuando sale al escenario un cantaor flamenco con un guitarrista y un cajón, y cantan un bolero o un tango argentino, es flamenco. Ahora, sale al escenario un saxofonista con un pianista y un contrabajo a tocar la Soleá del Chaqueta, y es jazz. O sea, puede más la estética sonora que el fondo.
A lo que estamos acostumbrados
Exacto. Y la imagen. Sale un cantaor flamenco con el pelo largo, el traje de chaqueta y una guitarra flamenca y, no te cuestionas qué están cantando. No te cuestionas si es un bolero o no. Y no estoy mirando a nadie; al Cigala, ni nada. Pero el Cigala, los discos que ha vendido no son discos de flamenco, son discos de boleros, o de tango argentino. Sin embargo sale un flautista al escenario con un piano, con instrumentos que no son de la estética o tradición flamenca, y sales haciendo una bulería, una Soleá de la Perla, etcétera, etcétera. Y te pongas como te pongas, eso es jazz. Así que puede más esa estética.
En el flamenco desde siempre la letra, la voz, es la protagonista. En tu disco, de 18 temas solo hay uno cantado. Los instrumentistas os habéis revelado.
Sí, sí, eso es. En el disco hay muchas melodías de inspiración del flamenco a tope, del flamenco más docto.
¿Y no te han pedido que metas un poco más de voz?
No. Ya sabes que para vender un show, pues sí, la verdad es que la voz es muy agradecida. El baile también. El baile es el gran embajador de la música flamenca. Pero yo he querido ir una vez más a contracorriente y hacer lo que yo quiero, y si van bien, bien, y si no; bueno, a la siguiente.
Al escuchar Huellas, me ha venido a la cabeza el disco Jazzpaña en el que estuviste en el 93
Esa fue la idea de un productor alemán a raíz de mi disco Las cigarras son quizá sordas. Se enamoró de ese sentido, vio que tenía sentido tanto el jazz como el flamenco. Y a partir de ahí organizó una producción interesante. Pero yo tuve muy mal rollo con Siegfried; el productor este… Mentirosillo. Y luego ya… En el primer disco teníamos algo que decir; en el segundo ya no. Fue una cabezonada.
He leído que ahora vas a volver a trabajar con Vince Mendoza
Va a arreglar algunos temas de Huellas para hacerlas este verano con la Big Band del Taller de Músics de Barceloa, dirigida por David Pastor. Y bueno, también tengo arreglos de Diego Guerrero.
Así que vas a tener una gran gira con Huellas
Es una iniciativa a raíz del interés del interés de Etnosur y, pensó pensó para su escenario grande una producción más colorida. Después, dándole le vueltas, pensé que podíamos meter una big band. Así que espero que nos quede una historia guapa.
Vas a dar mucha guerra con el proyecto Huellas
Sí, a pesar de que ya vas poniendo la cabeza en otras cosas, Huellas es un trabajo que por su extensión no hemos podido tocarlo entero en un solo concierto. Así que sí, por lo menos va haber un ratito más de Huellas.
Eduardo R. Salgado
Estudiante de Periodismo y Musicología en la Universidad de Valladolid. Miembro del equipo radiofónico de: lamilanabonita.com
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