El domingo pasado realizamos una nueva jornada de limpieza del Camino de Santiago por la provincia de León. Aunque el día fue ventoso y fresquito pude acompañar a otros cuarenta y cinco compañeros de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León para hacer una limpieza en el tramo de andadero desde Sahagún hasta Reliegos. Os paso unas fotos e impresiones.
Armados tan solo con bolsas de basura y como el albergue de peregrinos está cerrado a estas alturas paramos a tomar café en el Hostal Rivero antes de comenzar la tarea. Nos habíamos dividido en cuatro grupos, unos limpiarían desde Sahagún hasta Bercianos, otros desde Bercianos hasta el Burgo Ranero, otro desde Reliegos hasta Villamarco y el cuarto grupo desde aquí hasta el Burgo Ranero. A mí me tocó el grupo de los bercianos. A disfrutar.
Se recogen cosas muy chocantes por el andadero del Camino de Santiago, caminé al lado de tres peregrinos alemanes y uno español y lo comenté con ellos. Botellas de refresco, de cerveza, muchas latas de cerveza eso sí, y todo tipo de plásticos y envases variados que van desde batidos de chocolate hasta cajetillas de tabaco. Una guarrería de turismo es lo que pasa por aquí.
Uno de los rincones mágicos de este corto tramo entre Bercianos y el Burgo Ranero es la laguna de Bercianos o Laguna Flora como yo la llamo. Cuando escribí el primer cuento de Camino de las luciérnagas fue este lugar el primero que me vino a la cabeza para relatar las experiencias de los peregrinos de las luciérnagas y no pude por menos que parar un rato y hacer alguna foto.
Camino de las luciérnagas
No estaban allí y a esas horas Flora y Simón, los peregrinos de mis cuentos, pero sí buena cantidad de ánades que asustamos con nuestras voces.
Mis compañeros decidieron hacer una parada y dejar un momento las bolsas para extasiarse admirando la laguna, muy baja de caudal a estas alturas de otoño y con gran cantidad de carrizos en los bordes. Pero como no paraban de hablar a voces no hubo manera de que los patitos se acercaran, en fin, a lo que íbamos.
No tiene más ciencia el asunto, llenamos casi todos los contenedores del Burgo Ranero con las bolsas de basura que llevamos a cuestas y después de la foto de rigor a la puerta del albergue de peregrinos nos fuimos a tomar alguna bebida.
Mientras llegaban los diferentes grupos nos fuimos reuniendo en La Costa del Adobe con Javi y María para tomar algún chato en buena compañía y comiendo ricas tapas. Cuatro compañeros se quedaron a comer con ellos.
El resto ya teníamos concertada comida en el restaurante de la gasolinera y allí nos juntamos para charlar y cantar un poco. Cada año y me parece que son ya catorce seguidos limpiamos un tramo del Camino de Santiago más que nada para llamar la atención, no solo de los guarretes que tiran sus desperdicios por todas partes sino también de las autoridades pertinentes que tienen que vigilar y limpiar el tramo que les corresponda.
Si Dios quiere el año próximo volveremos por estas fechas a dar otra batida en otro tramo y seguiremos dando la tabarra con procurar entre todos un Camino de Santiago, Patrimonio de la Humanidad, limpio y respetuoso con la naturaleza.
Hasta la próxima.
Daniel Paniagua Díez