Revista Cultura y Ocio

José James, el jazz hoy

Por Calvodemora
José James, el jazz hoy
José James es un artista polifacético y en un mundo más amigo que nunca de las etiquetas, que facilitan el tránsito por los géneros y acomodan al oyente al producto sin que se le exija mucha desgaste sináptico, la falta de etiquetas o su sobreabundancia dan a las cosas una patina de asombro muy querencible. Soul destapado con mucha lentitud, sin estridencias: jazz, aireado con exquisito respeto y, deliciosamente ensamblados, rhythm and blues, pop y la electrónica de la que procede James coloreando las piezas, haciendo que sea algo nuevo de verdad, con ese desconcierto que provocan las cosas que no se entienden bien. No hay que entender la emoción ni ponerle un traje. No se la pasea. Se la tiene adentro. Se la llama cuando el corazón hace un gesto de auxilio. Que Verve y Blue Note hayan reclutado a este tipo de Minnessota, con aspecto de rapero o de bajista de una banda de funk, hace que uno lo mire con la devoción con la que nos dispensa otras salidas discográficas. Palabras mayores eso de Verve y de Blue Note. Quien no sepa nada de él, prenda el spoty. Da igual el disco. Los primeros son más jazzísticos, de una pureza todavía no violentada. Respeta el canon, pone en danza los instrumentos pertinentes y factura una obra correcta, impecable en tramos, pero a mí la que me tiene abducido esta mañana de domingo es la parte en la que James se abre en canal y deja que lo invadan todos los cuerpos externos. Está preñado de miles de horas de escucha de músicas maravillosas. La fusión, que se dice. No al modo en que la bordó Chick Corea o la Weather Report (con el rock, con el jazz) sino un tipo de mescolanza muy educada, sin timbres que distraigan el verdadero modus operandi que no es otro que el de hacer un buen puñado de canciones. Su último disco se llama No beginning No end y no tiene desperdicio. No para mí, al menos. No hoy, en todo caso. Luego está cómo canta. Piensen en Marvin Gaye. No busquen más. Una dulzura parecida. Un modo muy peculiar de hacer fluir el amor y de no manifestar rotura alguna en esa rendición maravillosa.
José James, el jazz hoy

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