José María Larrondo es pintor, en el sentido más amplio y extenso de la palabra. Y ahora que la pintura vuelve a estar en auge, es un auténtico placer poder disfrutar de una exposición dedicada a su obra.
En los años ochenta su obra despega en el ámbito de la llamada nueva figuración sevillana y desde entonces se mantiene fiel a sí mismo, apartado de modas o tendencias temporales.
Su hacer pictórico es impecable, es un gran dibujante y maneja con destreza el color. Su estilo, absolutamente personal.
En su obra se inspira de muy diversas fuentes culturales: arte, literatura, ensayo, cine que se mezclan con vivencias propias para crear pequeñas historias en cada obra en torno a la condición humana, o temas tan universales como el poder o la religión.
Así, los títulos tienen casi la misma importancia que las imágenes, y entre ambos buscan la interacción con el espectador.
Le gusta jugar con la ironía y sarcasmo, se ríe de absolutamente todo con un humor muy inteligente y sin dobleces.
Después de unos años apartado de la escena madrileña, vuelve con una extensa exposición de 32 pinturas de gran formato y 5 esculturas que muestran su buen hacer.
Una expo intensa, en la que cada obra en su individualidad está cargada de mensajes, por lo que en su conjunto es francamente sorprendente. Una exposición más que recomendable para los amantes de la pintura.
La Casa Encendida, Madrid. Hasta el 10 de enero.