El tema adquiere gran relevancia ya que, como se observa, la gente joven (y no tan joven) está aprovechando todo
el potencial que tiene Internet como nuevo espacio de relación e interacción,
sin intermediarios, y está experimentando cómo se puede hacer política de otra
manera.
Nos recuerda Buckingham que Internet difiere de otros medios de
comunicación ya que “ofrece nuevas posibilidades de participación política,
pues a diferencia de las viejas formas de comunicación y de participación,
permite el anonimato, la instantaneidad, amplia la accesibilidad, posibilita la
participación continuada, no requiere de intermediarios, puede ser igualitaria,
multiplica las posibilidades de información, es de carácter internacional y
permite un uso personalizado.”
Así este estudio preliminar además de
analizar algunos grandes interrogantes (qué impulsa a los jóvenes a participar,
qué causas comunes favorecen su participación,...) se busca “ver la influencia
que está teniendo Internet en ese escenario de desencuentro con la política
institucional y de surgimiento de nuevas coordenadas de acción colectiva”.
El estudio que incluye la opinión de
varios expertos, cuenta con dos partes diferenciadas, una inicial donde se
analizan la relación entre “Jóvenes y política" y una segunda que profundiza en “Internet
y Política”.
Entre los datos que se destaca en la
primera de las dos partes se encuentra la del bajo porcentaje de participación
electoral de los jóvenes con respecto al resto de la población (así lo
corroboran estudios como el del politólogo Robert Putnam).
Por ello resulta clave la ampliación
del concepto “participación política” a prácticas no estrictamente
institucionales como las distintas formas de protesta política, el consumo
político, la objeción fiscal, la participación en organizaciones políticas no
convencionales o el uso político de Internet.
La gran mayoría de los estudios
concluyen que Internet no es más efectivo que los métodos tradicionales para
implicar políticamente a los jóvenes desafectos, aunque resulta una gran
herramienta con una gran efectividad para incrementar la movilización de
aquéllos jóvenes que ya tienen un interés político.
En la segunda parte del estudio se destaca
la falta de instrumentos participativos y deliberativos, así como la ausencia
de mecanismos de control sobre las instituciones políticas formales y cómo
Internet puede contribuir a la mejora esta realidad. Especial atención merece el siguiente cuadro.
En definitiva, las ansias de mayor democratización de nuestros sistemas políticos y de la participación de las personas jóvenes en la "Res Pública" en los próximos años pasan por la capitalización del potencial de Internet, que si bien hasta el momento habíamos tímidamente experimentado, en los próximos años va a tener presencia absoluta en nuestras vidas.
