Revista Cultura y Ocio

Juana la Maliciosa

Publicado el 06 noviembre 2014 por Rubencastillo
Juana la Maliciosa
Si analizamos con cierto detenimiento la conocida frase de José Ortega y Gasset, “Yo soy yo y mi circunstancia”, quizá lleguemos a la conclusión de que los elementos que rodean nuestro vivir son los que determinan en realidad el exacto rumbo de nuestros pasos. Que todo aquello que flota y late a nuestro alrededor (circum stantia) nos condiciona, nos impele, nos fija. Juana, protagonista de esta novela de David Bowman, es una jovencita que ha sido golpeada por el azar desde muy pequeña: su madre muere en un accidente automovilístico; su padre se ve zarandeado por la depresión y se suicida en el lugar donde conoció a su esposa... Son ingredientes que volverán amarga su adolescencia y que la llevarán a un estado de confusión o zozobra en el que se descubrirá a sí misma. Pero esa operación de descubrimiento no será sencilla, ni tampoco agradable, porque todo acabará girando, sin que Juana lo impida, alrededor del sexo. Y en ese territorio se pueden experimentar tantas alegrías como decepciones. Primero se adentrará en una tibia tentativa lesbiana (con una compañera de campamento); luego probará con un chico, en una discoteca; después será el turno de su primo Fernando; más tarde, el rico, manipulador y caprichoso Adrián; por último, El Gran Tagomago (que cuenta la historia de forma oral a un oyente, el cual nos la traslada a nosotros). Juana, aunque considere inocentemente que controla la temperatura y la frecuencia de sus aventuras, se irá degradando en esas etapas, se irá cosificando de forma paulatina. Adrián y Jaume (El Gran Tagomago) dirán que la aman, y quizá lo hagan a su modo, pero utilizan su cuerpo para experimentar y obtener beneficios con él, dejándola al margen. Juana la Maliciosa es la crónica de un aprendizaje y de una forja: las que tiene que acometer una chica salvajemente atractiva en un mundo de depredadores que la circundan y de los que tiene que protegerse (esquivándolos, utilizándolos, conociéndolos). David Bowman ha logrado en esta novela un texto fluido, seductor, lleno de páginas galvánicas, donde encontrará alimento el buscador de emociones fuertes (sexo en grupo, mujeres atadas, sadismo), pero donde también disfrutará bastante el degustador de buena literatura, porque se maneja con soltura en la narración y logra que camines de su mano por los meandros de su historia, ambientada en lugares tan cambiantes como Ibiza, Valladolid, Jordania o Madrid. Realmente entretenida.

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