Muchas veces vivimos en ciudades que apenas conocemos, tan acostumbrados a ver sus edificios, a recorrer sus calles, a escuchar esas fuentes que siempre estuvieron allí para nosotros, ¿o quizás no estuvieron siempre allí?.Recuerdo la sensación de desconcierto que a mi marido y a mí nos produjo la visita a una ciudad europea en la que mi tío llevaba más de 20 años viviendo, sus indicaciones mientras descubriamos su belleza eran del tipo: “allí hay una iglesia”, “ese edificio es muy bonito”, “este parque es muy importante”… y no le culpo porque a mí me sucede lo mismo con la preciosa ciudad en la que resido.
Este fin de semana decidimos poner remedio a esta situación, teníamos que conocer mejor la ciudad que amamos, Madrid. Pero después de nuestra experiencia visitando Alcalá de Henares en la que el guía nos ofreció innumerables detalles históricos, arquitectónicos… que los niños no comprendían y desvaneció casi al instante su interés, teníamos que buscar algo adaptado a ellos. La solución, no podía ser de otra manera, nos la dio Mirarte y su divertida actividad “Juego de pistas por los alrededores del Palacio Real”.
Esta actividad estaba orientada a niños de 5-12 años por lo que nuestro pequeño esta vez tuvo quedarse en casa de los abuelos para seguro ser mimado a sus anchas con achuchones, dulces e inmenso cariño. Acudimos por tanto, con nuestra hija de siete años a esta visita guiada.
Mediante una serie de juegos de pistas recorrimos esta histórica parte de Madrid descubriendo increíbles leyendas de caprichosos reyes, de vírgenes ocultas… Cada pista era una parada llena de la magia de otros tiempos, de los comienzos de una urbe en un tiempo llamada Mayrit rodeada de murallas de fuego que fue creciendo más y más hasta lo que actualmente conocemos.Los niños de la mano de una simpática guía rellenaban un cuadernillo con crucigramas, preguntas, dibujos que completar… que despertaban su interés a la vez que sin apenas percatarse iban aprendiendo que la ciudad que contemplaban está llena de pedazos de una historia compartida.
¿Qué leyenda esconderá esta cara que decora una de las ventanas del Palacio Real?...A nivel más práctico deciros que aunque actividad estaba prevista para niños de 5-12 años los más pequeños del grupo dieron muestras de cansancio, pensar que son dos horas de recorrido desde la Almudena, Palacio Real, Jardines de Sabatini, Teatro Real para acabar en Opera a las 13.30h.
Por la zona encontraréis innumerables opciones para comer, nosotros habíamos hecho una reserva on-line en una taberna llamada La excéntrica. Disponen de un pequeño espacio de juego para niños y un menú muy adaptado a ellos: perritos, hamburguesas, paella, tortillas…
Tras una divertida comida familiar decidimos visitar la casita del Ratoncito Pérez a escasos metros de donde habíamos comido. La casita es en realidad una pequeña tienda repleta de detalles de este famoso roedor, una joven muchacha nos fue explicando el origen de esta leyenda, nos presentó a su autor y visitamos la menuda casita del Sr. Pérez y familia. Animados por nuestra anfitriona buscamos con ilusión pistas de la presencia de la familia con la ardiente esperanza de poder conocerles y mostrarles nuestro agradecimiento por sus ocho visitas a nuestra casa, pero no tuvimos tal honor. Esperamos que vosotros tengáis más suerte.
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