Pisamos el acelerador para finiquitar las reseñas de los dos últimos episodios de la primera temporada de Juego de Tronos, finiquitada recientemente y de la que, tras estas reseñas individuales, habrá que analizar largo y tendido todos los pormenores de una serie que está llamada a crear un punto de inflexión, un antes y un después en lo que a adaptaciones literarias a la gran pantalla se refiere, dada su cuasi milimétrica fidelidad y el respeto absoluto por la obra de un autor, George R.R.Martin, que debe estar totalmente orgulloso del resultado que ha conseguido el canal HBO.
Para los lectores de Martin, el noveno episodio desvela de forma temprana y con su esclarecedor título los acontecimientos que vamos a encontrarnos a lo largo de sus cincuenta y seis minutos de duración y que desembocan en lo acontecido en el Septo de Baelor. Lo cual es, sin ninguna duda y desde el mismo instante de su emisión, uno de los mejores finales de episodio que haya visto jamás en una serie. Pero como quiera que mientras escribo estas líneas lo he vuelto a poner, rectifico y afirmo que es una de las grandes escenas de la historia de la televisión. Y punto. A pesar de que como lector sé perfectamente de antemano todo lo que va a pasar, ese momento no deja de ponerme los pelos de punta, de hacer que mi respiración se vuelva entrecortada y que siga emocionándome una y otra vez. Dan ganas de irrumpir en el Septo como elefante en una cacharrería y acabar con toda la estirpe Lannister de un plumazo, y dejar la Casa en manos de Tyrion. Todos sabeís que me refiero a la ejecución de Eddard, de la Casa Stark, Señor de Invernalia y Guardián del Norte.En fin...momentazo épico, trágico e imborrable que quedará para la historia de la pequeña pantalla.
Pero en este noveno capítulo suceden muchas más cosas antes del célebre cercenamiento de cabeza. Comenzamos con otra visita de Varys a Eddard en las mazmorras, en las que le plantea de forma clara su para nada halagüeña situación, cuya única salida radica en agachar la cabeza, abrazar la sumisión, confesar traición y enrolarse en la Guardia de la Noche. De ahí pasamos a Los Gemelos, un lugar clave en el devenir de la saga, como ya leereís, si no lo habeís hecho ya, en Tormenta de Espadas. Conoceremos a los Frey, con Walder Frey a la cabeza. Recordad ese nombre, resonará en vuestras cabezas durante mucho, mucho tiempo...
En el Muro, Jon Nieve recibe directamente de manos del Lord Comandante a Garra, la espada que le acompañará de ahora en adelante. Además, tiene lugar una interesante conversación entre Jon y el Maestre Aemon, que resulta ser Aemon Targaryen, otrora heredero al trono al que renunció en favor de su hermano Aerys Targaryen, el Rey Loco.
El gran Tyrion Lannister sigue contando sus intervenciones por momentazos, y después de que su padre Tywin le comunique que irá en la vanguardia durante la batalla, éste se encuentra con Shae, una "señorita de compañia" obsequio de Bronn, con la que establecerá una peculiar relación. Bebiendo junto a Shae y el propio Bronn, un ebrio Tyrion confiesa la triste historia de Tysha, su primer amor. Genial escena, otra vez a cargo de Peter Dinklage, justo antes de ser testigos de cómo salen victoriosos de la batalla (y esto lo sabemos porque el grupo de salvajes capitaneados por Shagga corean su sobrenombre entre vítores, porque de la batalla no vemos nada de nada...). Mientras, en otro lugar, Robb regresa de otra batalla con un prisionero realmente valioso: Jaime Lannister, el Matarreyes, capturado por el Joven Lobo y en manos de los Stark. Catelyn y su hijo Robb se frotan las manos pensando en un intercambio de prisioneros Jaime/Eddard, ajenos a la tragedia que está a punto de acontecer en el Septo de Baelor y que ya he comentado al principio de la entrada...
En fin, un capítulo por todo lo alto, glorioso y emotivo, con sorpresón final incluido tanto para los neófitos de la saga como para los que ya sufrimos el luctuoso hecho narrado en las postrimerías de Juego de Tronos, la novela con la que George R.R.Martin empezó a demostrar que nadie es imprescindible a la hora de construir una saga impresionante...