Revista Psicología

Jugando ando y entre palabras tropezando.

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
Jugando ando y entre palabras tropezando.

Este trabajo es el resultado de la presentación en el 4to Simposio de arte y psicoanalisis, colaboración de CONARTE y PSIRE, el cual corresponde a la jornada dedicada al juego, a la creatividad y su lugar en el desarrollo del ser humano.

Empezar a escribir este texto me ha llevado varios días, muchas ideas que vinieron a mi no las logré aterrizar. En un primer momento pensé en escribir sobre la teoría del juego, pero descubrí lo bastante que se ha dicho, aunque también me encontré con que muchos opinarían lo contrario, quiza porque hablar del jugar es una tarea difícil, como todo aquello que es dificil decir sin hacer, pues es en acción como mejor se puede explicar, ¿cómo se puede transmitir algo del juego sin jugar?

Winnicott distingue el juego (sustantivo) y el jugar (verbo), por tanto, pensaremos el juego no como herramienta o medio de comunicación sino como fenómeno como tal.

Después pensé en hablar de experiencias de juego, pero Luis aportará esos relatos a la mesa y creo que lo hará genial. Más tarde pensé en traer juguetes e invitarlos a jugar aunque eso parecería muy poco formal, ¿cómo se sostendría un juego con tantos participantes que seguramente vienen a escuchar y aprender detalles trascendentales del juego, la creatividad y el desarrollo humano?

Ahí en dónde pienso, no juego.

Me sentí muy triste, después de haber estado muy entusiasmada por estar aquí con ustedes, porque sí, así como lo oyen, me emocionaba venir, hablar, exponer y conocer a un grupo de desconocidos interesados en el juego. Sin embargo, con tantas dudas por el qué hacer, qué decir o qué representar, no me estoy divirtiendo nada. Reflexionadolo, creo que no divertirme tiene más poder en lo que no hago, que en lo que hago.

Milner (1952). Cuando empecé a ver que ese uso de mí misma podía ser, no solo una regresión defensiva, sino una fase esencial y repetida DE UNA RELACIÓN CREADORA CON EL MUNDO.

Que ironía, aceptar una invitación perfecta para dejarse jugar y no hacerlo. Me pregunto, ¿qué tan seguido el pensamiento, la formalidad, la inseguridad y la poca credulidad en el propio ingenio nos deja así? Inmóviles, con la idea de que algo no puede surgir de nosotros, una infertilidad creativa que apaga y opaca, que se prende, pero se apaga. Y es que jugar implica orillarnos a lo que no sirve para nada, lo que no tiene una productividad comercial, monetaria y que muchas veces su resultado no será visible o palpable. ¡Qué pérdida de tiempo!

Jugando ando y entre palabras tropezando.
El jugando no es afuera y no es adentro. Para dominar lo que está afuera es preciso hacer cosas, no solo pensar y desear; hacer cosas lleva tiempo. Jugar es hacer. (Winnicott)

Lo digo con sarcasmo, porque la vida en un deber ser, se opone rotundamente a una actividad así; si hay que disponerse a hacer algo, hay que medir el impacto, buscar un objetivo, centrar metas paulatinas, contemplar avances y no olvidemos pronosticar adversidades. En el día cotidiano, disponerse a hacer, es plantar los pies en la tierra y avanzar a pasos firmes. Nunca <sin huaraches> como los niños lo hacen.

Pensando esto, no tengo posibilidad de crear mi participación en aquella/esta mesa. ¡Qué desilusión!

Descubro que hasta antes de escribir, no he jugado nada y me pongo a perder el tiempo, aún más. Busco notas en mi celular, mi registro de ideas u ocurrencias que vienen a mi en momentos irrepetibles. Busco en ellas palabras que me digan algo de mi ponencia del día de hoy. En el buscador escribo la palabra -juego- y me aparecen referencias de libros o fragmentos de textos entre Winnicott y Estevan Levin, también Piaget y notas poco claras de Marisa Rodulfo. Cambio la palabra y la sustituyo por -lúdico-, surgen algunas reseñas de pacientes niños. Momentos en los que al escribir la reseña de lo acontecido me permite pensar qué pasó; sesión tras sesión me roba una sonrisa y otras notas me angustian un poco. Vuelvo a cambiar de palabra, ahora escribo -jugar- y encuentro un aforismo propio con fecha del mes de Abril del 2021, tengo en mente que es producto de diferentes sesiones de mi análisis. Dice:

"El niño sin raspones, el que juega totalmente seguro y su gusto es siempre ganar, desconoce cuanto pierde por jugar con garantías y nada más".

El juego que permite el jugando, es creador. El juego no es, se hace.

Lo transcribo porque precisamente aquí, jugar con ustedes, jugar con Luis está siendo imposible, pero ¿lo está siendo porque este día aún no es? Después de todo, hoy no es hoy, no estoy en mi consultorio escribiendo en mi libreta para transcribir después, hoy quizá estoy detrás de una mesa azul pensando que debí invitarlos a abrir un círculo. Ojalá lo hagamos.

Toda persona que vive y participa en el entramado de la comunidad, todo lo que produce es creativo. Winnicott

Aquí vuelvo a detenerme, le escribo a un amigo y le digo que estoy bloqueado, que no tengo nada para el día de hoy. Entre exagerar y que es verdad, el me tranquiliza y me dice; tú juega con las palabras como siempre. Me hace recordar cómo salgo de mis bloqueos, como disfruto hacer una danza entre las palabras y la imaginación, que acudir al papel y al lápiz para asentar ideas cual bruja con sus hechizos al salir de su varita es mi juego favorito... y de pronto ya sé lo que voy a hacer. Lo he estado haciendo. La magia salió de esta pluma de punto grueso e incomoda, salió casi sin darme cuenta; les mostraré este texto. Soy y seré ese narrador que se visualiza a destiempo, contando e invitando al viaje y al juego de las palabras y la creación.

El jugar es íntimo, pero también es alejarse de uno mismo.

Jugando se ES y NO SE ES en la misma acción.

... es demasiado íntimo, eso no es formal, ni ético, ni adulto. Bueno, tal vez precisamente por eso debía hacerlo, lo hago. Ahora les narro lo que hice porque el jugar es atemporal, yo estoy aquí y estoy allá, y allá ahorita será aquí, por lo tanto jugar aún sin tiempos, siempre es presente, un presente que atraviesa el tiempo. ¡Qué divertido! Por eso, primero corremos tras el balón y luego pensamos, primero somos el doctor, la maestra, la mamá o el papá y después pensamos, primero escribo este texto y después se les cuento. Y ustedes ¿qué me cuentan?


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