Revista Opinión

Jugar con fuego con la democracia

Publicado el 07 septiembre 2012 por Javierm

Tanto hablar de barones y baronesas regionales y los del PP se lo han tomado en serio.

La propuesta de Loli Cospedal, la de los tres sueldos, de que los diputados de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha no perciban sueldo por su trabajo es una barbaridad feudal no exenta de demagogia barata y populismo que cala en tiempos donde la desafección política está en el orden del día de mucha gente que lo está pasando muy mal.

En primer lugar porque si el coste de la crisis fuera el sueldo de los políticos y éstos no percibieran sueldo alguno, ¿que impediría que en vez de suprimir parlamentarios no los aumentase? Mejoraría la calidad democrática al tener más diputados trabajando altruistamente por mejorar la calidad de vida de los castellano manchegos, amén de dar la oportunidad a que otras fuerzas políticas entrasen en la cámara regional. No. Curiosamente, además, se rebaja el número de diputados a la mitad.

En segundo lugar, el coste estimado de ahorro es de 1,5 millones de euros al año. ¿De veras merece la pena cargarse un principio establecido desde hace años y que permite que los diputados trabajen y se dediquen en exclusividad a la cámara por ese dinero?. Seguramente aumentarán las dietas por asistencias a plenos de tal manera que les compense la medida demagógica, pero tendrán la coartada perfecta para ser mercenarios patrocinados por empresas con intereses.

No se trata de eso.

Se trata de que el concepto mismo de la democracia ha saltado por los aires y el Partido Popular está dispuesto a cargarse todos los consensos habidos y por haber con el fin de perpetuarse en el poder.

Al suprimir cargos electos lo que hace es menguar las posibilidades de alternativas al bipartidismo atroz que nos ha llevado a tener políticos de paja a sueldo de los mercados. Se cargan la democracia dando un golpe de estado. Si. Lo aprueban con votos, pero no deja de ser un golpe de estado que va a traer consecuencias muy duras para este país, ya que una parte importantísima de la sociedad no va a verse reflejada en la composición de las instituciones, porque se les ha negado históricamente la representatividada que le correspondía, y ahora se les va a negar cualquier voz en los parlamentos. Porque a menos concejales, a menos diputados, más difícil es que las minorías entren en las cámaras.

La propuesta, además, nos retrotrae a la vieja aspiración de la derecha más rancia, donde solo los ricos pueden dedicarse a la política ya que cuentan con bienes suficientes para dedicar un tiempo ¿altruista? a la política. Una medida censitaria que sitúa a esta derecha en su verdadero rostro político: la de que ellos son los elegidos para gobernar y los trabajadores para obedecer.

Hay todo un choque de trenes en todas estas propuestas que nos lanza el PP. Una guerra sin cuartel en la que están dispuesto a quedarse con todo. Olvídense del espíritu de la transición y demás gaitas porque este PP ha decidido ganar el poder por lo civil o por lo criminal y no va a parar hasta conseguirlo.

Nos quieren sumisos. Nos quieren esclavos. Nos quieren callados y fuera de los gobiernos.

No lo permitamos.

 

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