18/07/2011. John Rambo, Silvester Stallone, 2008, USA
Johnny Rambo regresa para decirles otra vez a una panda de pacifistas liberaluchos y bienintencionados lo que es el mundo en un espectáculo regido por esa lógica violentista según la cual puedes deleitar mostrando tranquilamente todas las barrabasadas del malo de turno (pedófilo, para más inri, en esta ocasión) pues eso justificará plenamente las que, por su parte (y la nuestra), cometa el héroe. Automitificadora y grotesca es un regreso en toda regla al cine de acción de los 80, tan ideológicamente infantiloide, glorificadora y revanchista que parece que Ronald Reagan nunca se hubiera ido. Estas operaciones nostálgicas harían gracia si no fueran tan intrínsecamente perversas. De las ínfulas crepusculares ¡y hasta líricas! mejor no hablar.
19/07/2011. El gran Vázquez, Oscar Aibar, 2010, EspañaImposible intento, loable ya por ello, de Oscar Aibar de simultanear diferentes tonos, de la tragicomedia al sainete, de la sátira al esperpento, dentro de un tono y estructura de idéntica complicación que pretende ser, no un biopic (ni siquiera uno parcial), sino una traslación espiritual, tonal y hasta estética de Vázquez como personaje de Vázquez pero visto desde fuera. Opta por un estilo de cartoon en acción real de luz tornasolada y colores saturados que se variaran según las peripecias y estados de ánimo del protagonista. Por desgracia lo impresionista termina en deslavazado y curiosamente el film alcanza sus mejores momentos cuando se remite a la previa, y excelente, obra del director “Platillos volantes”, en el retrato implacable dela Bruguera de la época o cuando enfrenta al anti-héroe, un Segura esforzado que logra no hacer de si mismo, contra su némesis, genial Álex Angulo, un Peláez que es todos lo Peláez, el mediocre categórico.
20/07/2011. Fear city (Ciudad del crimen), Abel Ferrara, 1984, USAThriller de agradecido espíritu b de cuando Ferrara todavía no se creía un autor y en compañía de su habitual guionista Nicholas St. John, cuyo argumento, curiosamente, reverbera en algunos aspectos del estupendo The Chaser, dirigido en 2008 por el más que prometedor Na Hong-jin. Así el “manager” de unas strippers se ve obligado a enfrentarse contra un psicópata ante la incapacidad de la policía y la mafia para frenarlo. Por desgracia el resultado final es incongruente y por momentos ridículo, pretendiendo introducir demasiados elementos sin nada suficientemente sólido para sostenerlos. Muy mediocres protagonistas, aunque Melanie Griffith fuera una golosina por aquel entonces, compensados por buenos característicos (incluido un imprevisto Rossano Brazzi) y redimida por su modestia general unida a puntuales aciertos en cuanto a estilización nocturna y aspereza ambiental.
21/07/2011. El desfiladero del cobre, John Farrow, 1950, USAPoco después del final de la GuerraCivilun pueblo replica las rencillas previas con un grupo de veteranos sudistas a los cuales otros malhechores nordistas hacen la vida imposible al no dejarles explotar unas minas de cobre que legítimamente les pertenecen. Allá que va el héroe de turno, un ex-comandante del Sur dispuesto a investigar la muerte de su hermano pero sin desvelar su verdadera identidad, ya que está buscado por el ejercito. Un lío. En realidad un western de la Paramount, mil veces contado antes y otras mil contado después, a cargo del ocasionalmente estimulante Farrow, puntualmente animado con buenos exteriores y aciertos de puesta en escena o gracias a su cuidada fotografía y rescatable, básicamente, en virtud de la pareja protagonista formada por Ray Milland y Hedy Lamarr en plan good bad girl, bien escudados por característicos del calibre de Harry Carey Jr., Ian Wolfe o la entrañable y caballuna Hope Emerson.
22/07/2011. Los muchachos de antes no usaban arsénico, José A. Martínez Suárez, 1976, Argentina.Malévola comedia negra que desde una anécdota mínima, tres amigos ya ancianos decidiso a mantener su relación y su modo de vida frente a la pretensión de la mujer de uno de ellos de vender la finca donde viven todos justos, teje una intrincada red que multiplica sus significados desde el momento en el cual todo el grupo está formado por veteranos actores del cine argentino interpretando a una estrella olvidada, (Mecha Ortiz ), su marido segundón ahora en silla de ruedas (Arturo García Buhr), el manager (el también director Mario Soffici) y el médico personal de esta (Narciso Ibáñez Menta) dentro de un dispositivo que combina la (auto)ironía y la travesura cruel, aparentemente ligera pero insidiosa en su combinación de nostalgia enfermiza, misoginia y hasta elementos de dominio y dependencia sadomasoquista. Espléndidamente escrita, rodado con gusto aunque afeada puntualmente, genialmente interpretada tanto por el cuarteto de venerable como por la más joven Bárbara Mújica, en la piel de una odiosa corredora de fincas de atroz cinismo, guarda no poco interés en su aspecto de juego de espejos cinéfilo (la puesta en escena de una serie de puestas en escena, el fingimiento, etc…) y se remata con una final tétrico, sarcástico, de verdadera antología.
23/07/2011. Let’s Scare Jessica to Death, John Hancock,1971,USASugestivo American Gothic sobre una enfermiza mujer recién trasladada a una apartada mansión junto a su marido y un amigo de la pareja y su progresiva caída en al locura al contacto con una extraña joven que vivía en la misma al estar desocupada. De escasísimo presupuesto y ritmo desigual, más adormecido que lánguido, más plomizo que pegajoso, se sostiene gracias a su riqueza de elementos (paranoia femenina, historia de fantasmas, revisión del vampirismo, horror folk…) y su agradecida ambigüedad, alcanzando cotas realmente inquietantes cuanto más concentrado, especialmente gracias al espelúznate empleo de la voz en off y el sonido en general. Excelente partido de las localizaciones naturales, esforzadas interpretaciones y tono rarefacto entre la pesadilla y el delirio en tono menor.
24/07/2011. El escritor, Roman Polanski, 2010, FranciaThriller político cuyo interés radica en la manera en la cual Polanski personaliza su vulgaridad de best seller a base de inocularle sus obsesiones recurrentes (paranoia, sustitución de la personalidad, humor negro, claustrofobia, ambigüedad, extrañeza….) de modo muy similar a como lo hizo en Frenético o La novena puerta e incluso con curiosas concomitancias con la estrafalaria ¿Qué?. Todo desde una perspectiva ligera e irónica y con un acabado elegante y aterciopelado (ejemplar empleo del espacio, desafiante final fuera de campo), combinación gracias a la cual aventaja sin esfuerzo al no precisamente escaso número de títulos coetáneos de similar pelaje. Interpretada con solidez, aparición sorpresa del venerable Eli Wallach incluida, con un score formidable de Alexandre Desplat, narrada con corrección, escasamente maliciosa, tan agradable como intrascendente.
26/07/2011. Los paraguas de Cherburgo, Jacques Demy, 1964, FranciaUn mínimo drama sentimental sublimado a través de la intervención de la versión más pura (por irrealista, por fabricada, por “puesta en escena”) del cine: el musical. El resultado final, paseándose siempre en el filo de la ñoñería relamida pero sin caer nunca, es un triunfo personal para Demy y su músico Legrand, un artefacto insólito, de estilización absoluta e hiperrealismo cromático (de índole subliminal, “kandiskiana”) capaz de compatibilizar lo cerebral y lo sentimental con (auto)ironía pero sin sombra de cinismo. Aki Kaurismäki refleja en su propio cine muchos aspectos de esta obra, todavía hoy moderna e inimitable.
27/07/2011. Flechas incendiarias (Arrow in the dust), Lesley Selander, 1954,USAEl hosco Sterling Hayden como un renegado del ejercito redimido por un acto de valor desinteresado: ayudar a una caravana a sortear los ataques de unos furiosos indio haciéndose pasar por un mayor de la caballería antiguo amigo suyo y ahora fallecido. Western mínimo de mucha acción pero poco ritmo y estilo más bien tosco que pocas veces trasluce el sentido de la violencia y el nervio de las mejores aportaciones al género de su esforzado realizador siendo, por el contrario, un producto anodino e intercambiable por otros tantos de su época y aspiraciones industriales.
28/07/2011. Concierto macabro, John Brahm, 1945, USARebosante de atmósfera y sentido de lo siniestro un notable melo-noir del más que reivindicable John Brahm a la medida del excéntrico talento de su genial protagonista, Laird Cregar, en la que fuera su última interpretación. A veces desaforadamente romántico, a veces tétricamente gotizante, la historia de un atormentado compositor asaltado por raptos de locura de los cuales nada recuerda luego recibe un tratamiento barroco cristalizado en su largo clímax final: un concierto de arrollador poderío cinemático atribuible por igual a la fuerza plástica de las imágenes de Brahm y a la exaltada columna sonora de Bernard Herrmann, indisociables, simbióticas. Memorable, como siempre, George Sanders, estupendo empleo del fuera del campo, puntuales audacias elípticas y correlaciones de montaje. También apreciables caídas de interés en el tramo central, sobradamente compensadas eso si, y curiosa influencia sobre resabios posteriores del giallo.
29/07/2011. Westbound (Nacida en el oeste), Budd Boetticher, 1959, USALa menos vista de cuantas entregas componen el ciclo Ranown (mal llamado ciclo Ranown) que si bien está por debajo de los mejores títulos de esta saga, con los cuales comparte más directrices de las que a primera vista pudiera parecer (negación del romance, misión interminable, villano complejo vs. héroe monolítico…) no desmerece en absoluto en el conjunto de la carrera de su admirable autor. Bien al contrario, ya que supone un western sobrio y lírico de gran precisión formal, narrativa sintética y estupenda fotografía. Lleno, en definitiva, de sabiduría en su mirada personal sobre el género. Enorme Randolph Scott, todo presencia y poso, y competentes secundarios, incluida Virginia Mayo en labores de apoyo y la estupenda rubia con “b” Karen Steele, una habitual del cineasta.
31/07/2011. Séptima página, Ladislao Vajda, 1950, EspañaCurioso título de “vidas cruzadas” alrededor de las diversas historias que terminarán por componer una página cualquiera de un periódico y que permite a Vajda un ejercicio de ductilidad en sus constantes cambios de registro/género: del melodrama, al costumbrismo, del policial (vertiente “procedimental”) a las viñetas “codornicescas”, en las cuales brilla especialmente el genio para el diálogo y el sentido del gag indirecto de José Santugini (la aparición de Pepe Isbert como vendedor de bolsos, de cocodrilo falso o auténtico, a elegir, resulta ejemplar en ese sentido ). Ligera pero con dobleces, más amarga de lo previsible bajo la paternal voz over de Fernando Rey, se nutre de una excelente galería de tipos y característicos amén de repartir papeles de diverso peso entre estrellonas de la época como Alfredo Mayo o Rafael Durán.