Las “Cosas Dibujadas” de Julio Adán son ejercicios de prestidigitación cuyo truco conocemos (o creemos conocer) y que aún así nos sorprenden en una clara rendición de nuestros sentidos. Apostando por una triada democrática (proceso creativo, interacción con el espectador y posteriores aspectos expositivos), el artista invoca a dos genios para desarrollar un discurso en el que, pese a su importancia, la técnica pasa inadvertida hasta que caemos en las redes del conjunto. Esos genios son Magritte y Michel Foucault, que como bien explica Julio en la nota de prensa de la exposición, “reflexionan sobre el hecho de que las imágenes no son el objeto real que se ha representado; con la serie Cosas Dibujadas planteo una reflexión sobre el hecho de que el objeto representado se transforma en su dibujo o representación de una forma ‘real’. Un juego de dualidades que genera cierto desconcierto en el espectador, que no acierta a precisar frente a qué está situado”.
Partiendo de objetos comunes a su oficio, Julio Adán los reconstruye como objetos dibujados para posteriormente fotografiarlos e imprimirlos sobre papel. Dualidad sobre dualidad, el mismo objeto como escultura, dibujo y fotografía.
El resultado es convincente, sometido a la pureza de un blanco que dota de un aura aséptica a los objetos, alejándolos de los términos que usamos para denominarlos y, de paso, que trasciendan a nivel plástico.
La exposición “Esto es un dibujo” estará hasta el 21 de junio en la galería CAPA (Claudio de Coello, 19), de ahí pasará a la colectiva “Estación Experimental” en el CA2M (Centro de Arte Contemporáneo de la Comunidad de Madrid) y, posteriormente, el LABoral de Gijón.